El linaje maldito (#2)

Capítulo 44

El carruaje se detiene frente a la entrada principal del palacio, y uno de los guardias que me han acompañado en este viaje se apresura para ayudarme a descender del transporte. Nos hemos demorado más tiempo del previsto en llegar, porque no teníamos ninguna prisa y hemos descansado bastante. Hemos tardado 8 días en total, pero me parece bien, porque ya sólo quedan 34 días para volver a ver a Alexander. Casi 5 semanas.

Otra de las razones por las que no apresuré a los guardias fue porque no quería estar sola aquí tanto tiempo. Papá y mamá siguen en Zemere, y no tengo ni idea de cuándo pretenden volver, pero no creo que se den prisa teniendo entre manos un asunto tan importante como lo es el matrimonio de su hijo.

Me interesa mucho el desenlace de ese asunto por varios motivos. En primer lugar, obviamente deseo que mi hermano sea feliz y está claro que la princesa Freya le hace feliz si está luchando tanto por ella. Sin embargo, también quiero que mis padres acaben aceptando su compromiso porque si no lo hacen significa que es completamente imposible que acepten mi relación.

Camino sobre la hierba del jardín con lentitud, suspirando. ¿Qué voy a hacer en todo este tiempo? Matt quiere que reflexione sobre mi relación con Alexander, pero no lo voy a hacer. Ya he pensado en eso muchas veces, y en varias de ellas decidí que no debíamos continuar viéndonos, pero acabé dándome cuenta de que eso no era lo que realmente quería yo. Lo hacía porque tenía miedo de la reacción de mi familia, no porque no quisiese estar con él.

Creo que debería hablar de esto con mis tíos, pues sé que ellos siempre me dan los mejores consejos. Necesito que me ayuden a afrontar esto y a conseguir que mis padres y mis hermanos lo acepten.

Me gustaría ser yo quien se lo contase a mis padres y a Ry, pero temo que se haya extendido la noticia de que Alexander y yo bailamos juntos y que eso vaya a salir en el periódico. Si eso ha sucedido, no podré hacer nada para evitar que se enteren. Técnicamente sólo fue un baile, pero está claro que sospecharán.

Los guardias se quedan fuera cuando entro, como siempre, pues sólo acuden al interior cuando se les llama para algo en concreto. Al menos así funciona aquí, porque me di cuenta de que los de Alexander merodean bastante más por el Palacio Real de Stratos. De todas las guardias reales de Evorn, son aquellos que se esfuerzan más por mantener seguro a su monarca.

El ejemplo perfecto de esto es lo que sucedió con Thomas. Sólo fue desprotegido cuando todo el ejército se puso en contra de él, por lo que los guardias ya no pudieron hacer nada. Era ampliamente odiado y tenía muchos enemigos extranjeros, pero eso no le hizo caer.

El silencio sepulcral que reina me llama la atención de inmediato, porque no es nada común. Son las 8 de la tarde, así que es normal que los miembros del Consejo ya no se encuentren aquí, pero los trabajadores del servicio en horario de tarde sí que deberían estar. Y lo más importante, se les debería escuchar.

Comienzo a caminar sin rumbo por los pasillos, con el único objetivo de encontrar a alguien y preguntarle qué sucede. La sensación de extrañeza me invade aún más cuando nadie aparece, ni siquiera el mayordomo principal. ¿Dónde están todos?

No sabían que yo iba a llegar hoy, así que tiene sentido que los cocineros no hayan aparecido, pero... ¿Qué excusa tiene el resto? El palacio es grande y requiere de muchos cuidados, cuidados que no se pueden aplazar únicamente porque la familia residente no se encuentre en él.

Quizás hayan decidido no trabajar, aprovechando que no estamos, pero esa posibilidad tampoco me cuadra mucho. Los hombres del consejo, el mayordomo o los guardias lo sabrían y nos lo contarían. Mi padre despediría a los que se ausentaron, y ellos lo saben, así que no tiene sentido que falten.