El linaje maldito (#2)

Capítulo 32

El viaje hasta Stratos me ha resultado un poco aburrido, porque estaba también parte importante de la familia de Alexander y muchos otros conocidos que evidentemente no saben nada de nuestra relación, así que no podíamos mostrar que éramos cercanos frente a ellos. Al menos hasta que se lo cuente a mi familia, y ya he tomado una decisión respecto a eso.

El gran baile me hace mucha ilusión, demasiada, y no quiero que nada me lo arruine. Sé que ellos van a reaccionar bastante mal, como es normal, así que prefiero contárselo cuando acabe el evento. Primero se lo diré a mis hermanos, porque de ninguna manera pienso decírselo a los cuatro a la vez. Eso sería un suicidio. Ellos lo sabrán cuando acabe el baile y a la vuelta informaré a mis padres.

Va a ser extremadamente difícil, especialmente porque no se lo esperan en absoluto. En ningún momento se han planteado siquiera que yo pueda corresponder a Alexander, así que no sé qué van a pensar de mí. Me duele imaginarlo, porque sé que ya no me verán igual después de eso.

En el mejor de los casos sólo se decepcionarán de mí y tardarán un tiempo en hacerse a la idea de lo que supone mi relación con Alexander. En el mejor de los casos, claro, pero sé con certeza que mis padres no van a aceptarlo. Me da miedo incluso la reacción de mi padre cuando mis hermanos tuvieron que contarle lo que había pasado conmigo y por qué no había vuelto con ellos.

Después del banquete nos quedamos un par de días más en Crembert, en los que pensamos lo que iban a decirle y cómo iban a excusarse. Se les veía muy resignados, especialmente a Matt, porque en el fondo sabía que no podía librarse de la bronca monumental. A papá no le iba a parecer bien de ninguna manera, a pesar de que se hubiesen visto obligados a aceptarlo, así que no tenía sentido seguir pensando.

También me dieron bastantes recomendaciones, porque al fin y al cabo voy a estar sola aquí hasta que llegue el baile. He de confesar que eso me da un poco de miedo, porque la única persona con la que tengo confianza es Alexander. Supongo que él intentará pasar bastante tiempo conmigo, pero es el rey y tiene unas obligaciones que son primordiales.

Además, no voy a vivir con él en su Palacio porque eso ya habría resultado demasiado raro. Ese es el principal motivo, pero también hay otros. No me apetece demasiado pasar allí mucho tiempo porque los malos recuerdos aún persisten, así que no me importa alojarme sola en una posada.

Alexander me ha dicho que ningún miembro de su familia vive allí permanentemente salvo él, pues es la residencia oficial de la familia real. Es decir, del rey, la reina y sus hijos. En el caso de que no existan ni reina ni hijos el rey vive sólo allí, como hace Alexander. Sin embargo, esto no significa que sus familiares no puedan venir frecuentemente de visita y alojarse ahí durante días o incluso semanas.

Ahora que está sólo deben hacerlo bastante, lo cual tiene sentido, pero yo me sentiría cohibida. No dejaría de pensar que el único que me quiere allí es él y que al resto les molesta mi presencia, así que prefiero estar en una habitación de posada sola. No debemos olvidar que nuestras familias han sido tradicionalmente enemigas, así que sería normal que yo no les agradase.

Entro en la habitación que Alexander ha escogido para mi, dejando a los guardias fuera. Bueno, no creo que a esto se le pueda llamar habitación, porque es enorme y tiene de todo. Exceptuando una cocina, claro, porque se supone que me suben las comidas en bandeja a la habitación. Yo no necesito tanto lujo, pero ya sé que tratar de convencer a Alexander es una pérdida de tiempo.

Suspiro paseando por todo el lugar, que se convertirá en mi casa durante las próximas ocho semanas. Tiene un dormitorio con una cama impresionante, baño, sala de estar, comedor, vestidor, tocador, escritorio, chimenea, terraza con vistas a parte de la ciudad y varios espejos repartidos por todo el lugar. Todo en tamaño extra grande para una persona.