˚˖𓍢ִ໋🌷͙֒✧El Encuentro Recurrente˚.🎀༘⋆

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El sol apenas comenzaba a colarse entre las gruesas ramas de los árboles, proyectando sombras alargadas sobre el suelo del bosque. Jake se levantó más temprano que de costumbre, su mente aún inmersa en los recuerdos del día anterior. No podía dejar de pensar en el extraño hombre cubierto con la piel de lobo. Había algo en su mirada, en la manera en que se movía, como si no perteneciera ni al mundo de los hombres ni al de las bestias. Jake sintió una extraña necesidad de volver a verlo, de comprender más sobre él. Aunque no sabía exactamente por qué, sentía una atracción que no podía explicar del todo.

Preparó nuevamente su capa roja y una pequeña cesta de provisiones, como la vez anterior, y se adentró en el bosque. Los caminos que conocía de memoria parecían ligeramente diferentes esta vez, como si el bosque mismo se hubiera transformado. El aire era más fresco, y el silencio, más pesado. Mientras caminaba, no podía evitar mirar hacia los costados, esperando ver esa figura imponente entre los árboles. Las ramas crujían bajo sus pies, y el sonido de los pájaros cantando apenas llegaba a sus oídos.

Pasaron varias horas, y el sol había alcanzado ya su punto más alto. Jake comenzó a sentir que su búsqueda sería en vano. Quizás el hombre no era más que una figura pasajera, alguien que no quería ser encontrado nuevamente. Sus pensamientos se oscurecían, pero justo cuando estaba a punto de rendirse, un leve crujido lo hizo detenerse en seco.

—¿Estás ahí? —preguntó en voz baja, con una mezcla de ansiedad y esperanza.

No hubo respuesta, al menos no de inmediato. El bosque parecía contener la respiración. Pero luego, entre los árboles, Jake vio una sombra moverse. Sus ojos se fijaron en una figura que lo observaba desde la distancia, con la piel de lobo sobre sus hombros, igual que la vez anterior. Jake sonrió, sintiendo que su corazón latía con fuerza en su pecho.

—Sabía que vendrías —murmuró para sí mismo, aunque sabía que el hombre probablemente no lo entendía.

Tom, desde la distancia, lo observaba con la misma intensidad del día anterior. Sus ojos claros contrastaban con la oscuridad que lo rodeaba. Aunque sus movimientos eran cautelosos, había algo en Jake que lo atraía, algo que no comprendía del todo. No era solo curiosidad; era una sensación extraña, como si hubiera una conexión inexplicable entre ellos. Pero Tom no estaba acostumbrado a acercarse a otros seres, y mucho menos a humanos. Los pocos que había visto antes habían sido cazadores o viajeros que huían del bosque aterrorizados. Jake era diferente. No huía. Y, lo que más le sorprendía, intentaba comunicarse.

Jake decidió no moverse esta vez, esperando que el hombre hiciera el primer movimiento. Había aprendido, desde pequeño, que a veces lo mejor era dejar que las criaturas del bosque se acercaran a su propio ritmo. Y, para su sorpresa, el hombre lobo dio un paso adelante.

—Hola... —Jake intentó de nuevo, usando un tono suave. Sabía que el hombre no hablaba su idioma, pero quería hacerle saber que no tenía malas intenciones.

Tom inclinó ligeramente la cabeza, tratando de comprender el sonido que Jake emitía. Aunque no conocía las palabras, el tono era tranquilizador. Podía sentir que no había amenaza en la voz del joven. Así que, con cautela, se acercó un poco más. Jake permaneció quieto, observando cómo Tom se aproximaba lentamente, cada paso más seguro que el anterior. Cuando estuvo lo suficientemente cerca como para ver con detalle su rostro y las cicatrices que cubrían su piel, Jake respiró hondo. Era impresionante, y al mismo tiempo, intimidante.

—¿Cómo te llamas? —preguntó Jake, aunque sabía que probablemente no recibiría una respuesta.

Tom frunció el ceño, incapaz de comprender del todo lo que Jake intentaba decirle. Las palabras eran como sonidos extraños para él, pero había algo en los ojos de Jake que lo invitaba a responder. Emitió un leve gruñido, un sonido que intentaba ser una imitación de las palabras, pero que acabó sonando más animal que humano.

Jake no pudo evitar reír suavemente ante el intento. Aunque el hombre no entendía las palabras, parecía que quería comunicarse. Era un progreso. Dio un paso hacia adelante, con las manos extendidas, mostrando que no tenía intención de hacerle daño.

—No te preocupes, no te haré daño —dijo, aunque sabía que las palabras probablemente no significaban nada para Tom.

El hombre-lobo observó las manos de Jake con desconfianza, pero no se alejó. En lugar de eso, dejó que Jake se acercara un poco más, aunque mantuvo la guardia alta. Para él, el contacto humano era algo desconocido, y no estaba seguro de cómo reaccionar. Pero algo en Jake lo hacía sentir menos amenazado, como si pudiera confiar, aunque fuera solo un poco.

Después de unos momentos en silencio, Jake decidió dar el siguiente paso. Se arrodilló lentamente en el suelo y abrió su cesta, sacando un pequeño trozo de pan que había llevado consigo. Levantó el pan hacia Tom, ofreciéndoselo. Sabía que era un gesto arriesgado, pero quería ganarse su confianza.

Tom miró el pan con curiosidad. Aunque no comprendía completamente el gesto, el olor era tentador. Lentamente, alargó la mano hacia el pan, pero no lo tomó de inmediato. Sus ojos se posaron en los de Jake, buscando algún signo de trampa o amenaza. Pero todo lo que vio fue paciencia. Finalmente, tomó el trozo de pan con sus manos grandes y rudas, y lo examinó antes de llevárselo a la boca.

Jake observó el gesto con una sonrisa. Era un pequeño paso, pero uno importante. Había logrado establecer una conexión, por mínima que fuera. Mientras Tom comía, Jake decidió continuar hablando, aunque sabía que las palabras no serían comprendidas del todo.

—No sé de dónde vienes, ni por qué estás aquí, pero me alegra haberte encontrado. Este bosque... es solitario a veces, ¿sabes? —dijo Jake, más para sí mismo que para Tom, quien parecía concentrado en su pan.

A medida que los minutos pasaban, Jake se sintió más cómodo en la presencia de Tom. Había algo en él, más allá de su apariencia salvaje, que lo hacía sentir que no estaba tan solo en el mundo. Decidió que seguiría viniendo al bosque, esperando ver más del hombre lobo. Y, de alguna manera, sentía que Tom también lo esperaba.

Cuando Tom terminó de comer, Jake se levantó y sonrió.

—Voy a volver mañana. Espero que estés aquí, amigo. —Se despidió con una ligera inclinación de la cabeza.

Tom lo observó en silencio mientras Jake se alejaba. No sabía exactamente qué había sucedido, pero por primera vez en mucho tiempo, no se sentía completamente solo.

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Fin.
Palabras: 1094

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