🍓☆⋆｡Caperucito Rojo𖦹°‧★🍒

˚˖𓍢ִ໋🌷͙֒✧˚.Amor a prueba🎀༘⋆𓍢ִ໋🌷͙֒✮⋆˙

જ⁀➴ᡣ𐭩

Era una mañana luminosa en la cabaña. El canto de los pájaros se mezclaba con el crujir del fuego en la chimenea, y un aroma dulce de té y pan recién hecho llenaba el aire. Jake estaba terminando de preparar el desayuno mientras observaba de reojo a Tom, quien, con mucha concentración, intentaba cortar una manzana. La escena era casi cómica: Tom sostenía el cuchillo como si fuera un arma, utilizando toda su fuerza como si la fruta fuera un enemigo a derrotar.

—Tom, no necesitas usar tanta fuerza —dijo Jake, conteniendo una risa mientras se acercaba a él—. Es una manzana, no una roca.

—Manzana... suave —murmuró Tom, repitiendo las palabras de Jake como si fueran una lección importante.

Jake sonrió y colocó sus manos sobre las de Tom para guiarlo. Durante los últimos meses, habían pasado tanto tiempo juntos que Jake se había acostumbrado a los pequeños errores de Tom y, de alguna manera, esos detalles lo hacían aún más especial. Cada vez que Tom aprendía algo nuevo, Jake sentía una calidez en su pecho que no podía ignorar. Había algo en él, algo que no podía explicar, pero que lo hacía sentirse más vivo.

Mientras seguían cortando la manzana juntos, Jake no pudo evitar fijarse en los pequeños detalles: la forma en que Tom fruncía el ceño cuando se concentraba, cómo sus manos fuertes eran sorprendentemente cuidadosas, y cómo siempre buscaba asegurarse de que Jake estuviera a salvo.

Con el corazón acelerado, Jake supo que ya no podía guardarse sus sentimientos por más tiempo. Respiró profundamente y se armó de valor.

—Tom, hay algo que necesito decirte —dijo Jake, soltando las manos de Tom y girándose para mirarlo de frente.

Tom dejó el cuchillo a un lado y levantó la mirada, notando la seriedad en el rostro de Jake.

—¿Qué pasa, Jake?

Jake se rascó la nuca, buscando las palabras adecuadas.

—Bueno... desde que te conocí, mi vida ha cambiado de muchas formas. Eres diferente, pero en el mejor sentido. Me haces sentir cosas que nunca había sentido antes.

Tom inclinó la cabeza, visiblemente confundido.

—¿Diferente... malo?

—No, Tom. Diferente en el mejor de los sentidos —respondió Jake, con una sonrisa cálida—. Me haces feliz. Me haces sentir seguro, como si nada malo pudiera pasar cuando estoy contigo.

Tom parpadeó, procesando las palabras de Jake.

—Jake... feliz conmigo.

Jake asintió y sintió cómo el calor subía a sus mejillas.

—Sí, Tom. Y creo que me he enamorado de ti.

El silencio llenó la habitación mientras Tom lo miraba con esos ojos verdes que siempre parecían llenos de curiosidad. Durante un momento, Jake pensó que quizás había cometido un error al confesarlo, pero entonces vio cómo una pequeña sonrisa comenzaba a formarse en los labios de Tom.

—Jake... especial. Yo también.

Jake sintió que su corazón daba un vuelco. Una mezcla de alivio y alegría lo invadió mientras se lanzaba hacia Tom, abrazándolo con fuerza.

—Eso me hace tan feliz, Tom.

Tom, con su habitual torpeza, intentó devolverle el abrazo, pero terminó apretándolo un poco más de lo necesario.

—Tom... fuerte. Perdón.

Jake se separó riendo, con los ojos brillantes de felicidad.

—Está bien, está bien. Sólo trata de no romperme, ¿sí?