⭒˗ˏˋ𓆩Raíces profundas y peligros inesperados ⚠ 𓆪ˎˊ˗⭒

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*ੈ𑁍༘⋆

Los días se habían convertido en semanas, y las semanas en meses. Desde aquella confesión en el bosque, Jake y Tom habían afianzado su relación. Aunque aún enfrentaban desafíos debido a sus diferencias culturales y las barreras del lenguaje, ambos habían encontrado consuelo y fuerza en su vínculo. Miriam, aunque seguía siendo estricta y desconfiada, había comenzado a aceptar a Tom como parte de su peculiar familia, aunque aún mantenía un ojo vigilante sobre él.

Aquella mañana, Jake salió al porche con una taza de té caliente, disfrutando de los primeros rayos del sol. Tom estaba cerca, cortando leña con movimientos ágiles y precisos. Su torso estaba desnudo y cubierto de cicatrices que contaban la historia de su vida en el bosque. Jake lo observó en silencio, maravillado por la mezcla de fuerza y dulzura que definían a Tom.

—Buenos días, Jake —dijo Tom al notar su mirada, con un marcado acento pero un entusiasmo que era difícil de ignorar.

Jake sonrió, levantando su taza en señal de saludo.

—Buenos días, Tom. Estás mejorando mucho con las palabras.

Tom dejó el hacha a un lado, acercándose con pasos firmes pero tranquilos.

—Todo... gracias a Jake. —Tom se inclinó y le dio un beso rápido en la mejilla, un gesto que todavía hacía que Jake se sonrojara.

Jake apartó la mirada, riendo suavemente. Aunque habían pasado meses juntos, cada pequeño gesto de cariño seguía siendo emocionante y un poco abrumador para él.

*ੈ𑁍༘⋆

Mientras ambos disfrutaban de la tranquilidad de la mañana, Miriam salió de la cabaña con su característico ceño fruncido, su delantal lleno de harina y una escoba en la mano.

—Jacob, necesito que vayas al pueblo por algunos ingredientes. Estamos casi sin azúcar y harina, y no puedo hornear nada sin ellos.

Jake asintió, acostumbrado a las órdenes de su abuela.

—Claro, abuela. Iré ahora mismo.

Miriam desvió la mirada hacia Tom, quien había estado observando la conversación con atención.

—Y tú, muchacho, asegúrate de que no se meta en problemas.

Tom enderezó la espalda, interpretando las palabras de Miriam como una misión importante.

—Proteger a Jake. Prometo.

Jake suspiró, pero no pudo evitar sonreír ante la seriedad de Tom.

—No es necesario que vengas, Tom. Sólo es un viaje al pueblo.

—Sí, necesario —insistió Tom, cruzando los brazos como un niño terco.

Jake sabía que no iba a ganar esa discusión, así que simplemente se encogió de hombros y comenzó a caminar hacia el pueblo, con Tom siguiéndolo de cerca como una sombra fiel.

En el pueblo

El camino al pueblo fue tranquilo, aunque lleno de pequeñas conversaciones. Jake corregía pacientemente las frases de Tom, mientras este se esforzaba por aprender.

Al llegar al pueblo, las miradas curiosas de los aldeanos no tardaron en posarse sobre ellos. Tom, con su altura imponente, su aspecto salvaje y las cicatrices que cubrían su cuerpo, era imposible de ignorar.

—No les prestes atención, Tom —murmuró Jake, tomando la mano de Tom por un momento para tranquilizarlo.

Tom asintió, aunque sus ojos verdes seguían atentos a cualquier movimiento sospechoso.

🍓☆⋆。Caperucito Rojo𖦹°‧★🍒Donde viven las historias. Descúbrelo ahora