Advertencia
El siguiente capítulo contiene contenido para adultos (+18). Recuerden que esta es una obra de ficción y no refleja la realidad de las personas mencionadas. Los eventos y personajes retratados son producto de la imaginación del autor. Si prefieren, pueden saltar al siguiente capítulo. Les recomendamos discreción al leer.
Su lengua chocó con la de Rai, sorprendiéndola en el acto. Tocó sus caderas lentamente a la misma vez que se acomodaba sobre ella en los asientos traseros.
-Quiero hacerlo aquí... -le susurró. Enredó sus piernas con las de Rai para que el espacio no se hiciera tan reducido. Su aliento tocó la piel de ella.
Lento.
Suave.
-Seguro lo has hecho aquí con todas...
-Contigo, eres todas.
-Mentirosa.
-Mi auto es sagrado. S voy a hacerlo, tiene que ser una mujer como tú. Tienes que ser tú -Rai tragó saliva, sus palabras no hacían más que calentarla más y más.
Sintió los dedos de ella pasearse por su abdomen, cerró los ojos sigilosamente.
Y soltó un gemido.
Alondra no podía soportarlo más, estaban tan juntas que apenas habia espacio para poder hablarse. Desabrocho y bajó la cremallera de los shorts de Rai.
-¿Le daré un buen estreno a tu auto, entonces? -Alondra la miró a los ojos, su mirada era diferente. Sus ojos reflejaban la necesidad que tenían.
-Y vas a tener que recompensarme por eso. -la besó de nuevo. Esta vez apretando su cuerpo contra el suyo.
Su erección chocó contra el sexo húmedo de Rai, al mismo tiempo que su lengua se abria paso en la boca de ella.
-Quiero sentirte...
Adoraba que se lo pidiera, sentía que tenía el control de todo. Sus respiraciones se unían y sus latidos estaban al mil.
Rai cerró los ojos, estaba a su merced.
Sintió sus dedos una vez más tocandole las bragas y bajándoselas poco a poco.
-Quiero que te sientes -le pidió, Rai asintió de inmediato, completamente hipnotizada por ella. tomó asiento normalmente en los asientos traseros- Abre las piernas.. -le susurró y ella las separó lentamente. A Rai se nubló la vista esta vez.
No había nada que superara ese sentimiento.
Esas ganas inmensas por tenerla enmedio de sus piernas, de sentirla de nuevo y poder gritar su nombre.
Alondra no estaba en una situación muy diferente, ella moría por esas ganas de escucharla pedir más, de sentirla desesperada y sentir sus aruñones en su espalda.
De verla transpirar por la agonía.
De verla despeinada y jadeante.
Y saber, que todo eso ha sido gracias a ella.
-¿Sabes que es lo bueno de estar acá? -le preguntó, Rai soltó un gemido como respuesta.- Nadie escucha lo que hacemos.
Alondra bajo lentamente a por su cintura, tocandola, dejándole besos en el camino. Rai cerró los ojos fuertemente.
La respiración de Alondra ya no chocaba con vientre, sino aún más abajo.
Su lengua se introdujo con desesperación.
Ella hizo la cabeza para atrás y levantó las caderas con ganas de que aumentara su ritmo. Esta le cargó los muslos los colocó sobre sus hombros.
Una vez más. Su lengua tocaba ese pequeño y generoso punto débil.
-Dime si lo estoy haciendo bien gatita, gime fuerte que nadie está aquí para escucharte más que yo. -Rai gritó sin miedo a ser escuchada mientras le apretó la nuca de despeinándole el cabello.
Alondra mordió suavemente uno de sus labios, Rai sintió que todo su cuerpo se estremeció.
-Dios mío.. -jadeó Rai.
-No metas a Dios en eso -la reprendió- Él de seguro está quedando traumatizado con todo lo que te estoy haciendo, no creo que quiera ver lo demás.
Ella no siquiera pudo responderle, Alondra ya estaba probandola de nuevo. Relamió sus labios probando una vez el elixir de ella. Despacio, fue soltando sus muslos.
-No te vayas... -pidió
-No me voy
-¿Entonces por qué has dejado de..? -Alondra la interrumpió
-Me gusta ver la cara que pones cuando quieres más. -sonrió en medio de muchísima lujuria.
Rai sintió que se derretía, su sonrisa era tan hipnotizante que a veces no ella se daba cuenta de lo que le causaba.
-Soy tuya... -soltó
Esas palabras no hicieron más que su erección subiera de nivel.
-Me tienes tan tentada a tí, nena...
Buscó una pequeña cajita dentro de los bolsillos de su pantalón. Encontró el preservativo y se bajó los pantalones y al mismo tiempo el bóxer.
Rai observó todo desde su sitio, sus labios eran mordidos por sus propios dientes. Sus ojos se habian nublado y solo podía verla a ella.
Sentirla a ella.
Quererla a ella.
Necesitarla a ella.
Entreabrió los labios...
Deseó muchísimo ser ella misma quién le pusiera ese preservativo.
Y poco a poco, volvieron a estar juntas de nuevo, volvieron a tocarse, a enloquecerse con el tacto de la piel de la otra.
-Me gustan tanto esto.
-¿El qué? -logró preguntar Rai.
-Cuando nuestros cuerpos.. -bajó la mirada.- Se juntan.
Y la besó una vez más, mordiéndole un labio. Juntando el sabor de lo que su lengua habia probado hace unos minutos, con el caliente aliento de ella.
Esta levantó las caderas ya solo le faltó moverlas un poco para tenerla a centímetros de ella y cuando se acabó la poca distancia, Rai no aguantó las ganas de gritar.
Y lo hizo.
Apretó la espalda de Alondra y le pidió más.
El ritmo aumentaba un poco más.
Era maravilloso.
Cada sentimiento.
Cada toque.
Cada cosa, se estaba volviendo estúpidamente especial.