-¿Rai, me estás escuchando? -le preguntó Sandra, frunciendo el ceño.
-Sí, sí, perdón -respondió Rai sonriendo tontamente.
-Claro, nena -Sandra rodó los ojos y tomó de su malteada-. ¿Vas a hablarme de ella?
-¿De quién? -Rai apretó los hombros.
-De la chica que te tiene así.
Alondra volvió a trazar una línea en la libreta. Pensaba en los sensores de seguridad del banco.
¿Alex y Jack habrían desactivado las cámaras ya? Si lo hacían, podrían entrar sin problemas. Sin embargo, el peso de su mente no estaba en eso. Había alguien más ocupando sus pensamientos...
Alguien que no podía sacar de su vida.
Alex estaba inquieto, dando vueltas en la habitación.
-¿Sabes qué día es, verdad? -preguntó- Tenemos menos de una semana para el golpe y tú no has hecho nada.
-He estado ocupada.
-¿Con quién? ¿Con la zorra de la cajera? -Alex no podía evitar el sarcasmo.
Rai se sintió incómoda, no podía verla, no quería mentirle, no podía...
-No sé de qué hablas -respondió, mirando hacia otro lado.
-Has faltado al trabajo y Lyle me llamó anoche preocupado porque no estabas en casa. -Sandra la observaba fijamente- Has pasado una noche fuera, pero no quieres decirme con quién.
Rai bajó la mirada, incapaz de mentirle a su amiga.
-Ella... -hizo una pausa- se llama Alondra -murmuró.
Alondra encendió un cigarrillo, el quinto de la tarde.
-Ella no tiene nada que ver, deja a Rai fuera de esto. -Alex la miró fijamente y soltó un bufido en son de sarcasmo.
-¿Rai? Vaya, pero te has aprendido hasta su nombre. Dime, ¿Que más? ¿Le has llevado flores?
Ella dejo salir el humo de su garganta. Se enredo entre el olor del humo y aquel infinito odio que sentía por seguir siendo parte de Tentation, se pegó contra la ventana quedaba hacia los pisos inferiores mientras fumaba sin responderle nada aún.
-No seas imbécil por Dios -siguió él- hemos logrado tanto, haz logrado tanto. ¿Te permitirás perder todo, solo por el calentón que te ha dado? Es una cualquiera Michelle, por favor reacciona.
Alondra dejó caer el cigarillo al piso y lo empujó contra este con fuerza.
-¡Vamos Rai! Cuéntame cómo es -su amiga seguía insistiendo.
-No lo sé -hizo una pausa para pensar un poco- Es linda, guapísima en realidad, es tan dulce y a la vez torpe
-¿Es muy guapa?
-Demasiado
-¿Y dices que tiene un Lexus?
-¡Sí! -dijo está vez riéndose.
-¿¡Y lo han hecho en su Lexus!? -gritó haciendo que Rai se tapara el rostro con sus manos.
-Te faltó poco para que lo escuché ella misma
-Discúlpame, es la emoción -Sandra se quedó pensando- ¿Y? -alargo un poco el inicio de la pregunta- ¿Qué tal lo hace?
-No voy a decirte eso -se inclino un poco para que sus labios tocarán el borde de su vaso con café.
-¿Por qué no?
-Porqué si te digo, irás a buscarla
-Es una maestra.
-Lo es -afirmó- y no lo sé, siento que -empezo a rasguñar el vaso con nervios- creo que tal vez me gusta...
Alondra estaba ahí, parada frente a él. Su semblante era frío, calmado.
Pero si mirada decía todo lo contrario.
-No la vuelvas a llamar de tal forma.
Alex asintió desde el suelo, sonriendo. Tragándose su molestia por completo.
-¿Esto va enserio? -se levantó mientras se sacudía la ropa- ¿Te gusta?
-Voy a ponerme al día con esto del plan -evitó el tema- tengo la idea, solo falta pulir los detalles... -Alex la interrumpió.
-¿Qué tiene esa chica?
Esa pregunta la afecto en todos sus sentidos, era la misma pregunta que ella se hacía desde que la conoció.
¿Que tenía Rai?
Aunque talvez esa pregunta había cambiado un poco, ahora se preguntaba
¿Qué cosa hacía que Rai fuera tan especial?
-No lo sé, Alex -ella se calmó, ahí estaban de nuevo. No hablando como compañeros de trabajo, sino como hermanos- No lo sé -repitió, él no dijo nada pero observó su mirada, su mirada lo dijo todo.
Alondra empezaba a sentir cosas por la cajera.