Aparcó junto al auto de él.
Este se ha metido en una tienda de licores que ella ya conocía muy bien. Se queda esperándolo como si fuese una carnada, enciende otro cigarrillo.
Se hacía de tarde pero había una linda vista, ella seguía concentrada en intentar relajarse.
Por fin sale
Lo ve salir con una bolsa en las manos, llevaba botellas de licor.
Baja del auto y camina en dirección a él, choca contra él apropósito.
—Fíjate —se queja.
Ella se baja un poco las Ray Ban y la mira.
No la reconoce del todo pero nota que esta tratando de saber quién es.
Lo tiene.
—Eres la... —antes que pudiera terminar la oración, lo había empujado abriendo las puertas de la tienda. Lo hace entrar bruscamente, se resbala y cae al suelo.
Por detrás llega Alex, cierra las puertas de la tienda que él mismo administra.
Por fin sirve de algo, piensa.
—Hola nenita —le saluda, él la mira desde el suelo. Las botellas se le han caído al suelo y están tiradas por todas partes— ¿Me recuerdas?
—¿Qué quieres? —intentaba ponerse de pie pero no podía por los rastros del licor caído.
—¿Qué quieres tú? ¿Quién te crees que eres? —patea fuertemente contra uno de los estantes de licor y caen inmediato encima de él— Te he preguntado algo
—¿Todo esto es por ella? ¿Estás defendiéndole?
—Tómalo como mejor te parezca, mientras te duela.
—¿Eres su novia?
—Sí —le miente—La que te va partir la cara por hablarle como se te da la jodida gana
—¿Sabes? Me sorprende un poco —hizo una pausa para ponerse de pie, lo logra pero nota como algunos vidrios de las botellas se le han incrustado en la mano— Pero cuando me acosté con ella supe desde un principio que le gustaban...
Los dos estaban en el piso, ella encima de él volteando su rostro con los puños.
Algo de ella odia con intensidad que se haya atrevido a decir eso sobre ella.
Un golpe más.
Su boca estaba ensangrentada, sus pómulos estaban reventados y hinchados.
¿Y si era verdad?
¿Y si lo han hecho juntos?
Sus pensamientos le estaban ganando.
—¡Basta! —grita Alex, coloca sus manos en los brazos de ella y hace que se detenga— Lo vas a matar, suéltalo.
—Que se largue.
Suelta aire intentando calmarse pero no sirve.
Solo quiere verla, ver a Rai.
Acariciarla y besarla tanto como pueda.
Escucha varios pasos que la hacen volver a la realidad, es él intentando huir y al sentir que se va le habla.
—Vuelves a decirle algo y juro que voy a matarte.
Lo escucha salir pero le da igual si la ha tomado enserio.
Ella sabe perfectamente lo que dice.
—¿Qué te pasa? —la voz de Alex hace que vuelva a mirarlo— ¿Porqué me miras así? ¿Tengo bonita cara?
—No tenías que detenerme.
—Ese cabrón irá a denunciarte y si lo matas tendrías un problema mayor
—¿Es por las ganancias perdidas? —evade el tema y señala todas las botellas caídas.
—Es por tí, es por él y en los líos que te puedes meter si alguien sabe que te han puesto una puta denuncia.
—A él se le pasa mañana o pasado
—¿Y a tí? ¿Cuándo se te va pasar el capricho con la cajera?
Desvía la mirada
—¿Ella sabe a lo que te dedicas, Alondra? —sigue sin mirarlo, es la pregunta más difícil pues su respuesta es negativa— Tal vez sea momento de que lo sepa, por tu bien y por el de ella.