22.

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Toca un par de veces la puerta de su departamento, es la primera vez que utiliza la puerta de la manera adecuada. 

Vuelve a tocar, nadie ha abierto todavía.

¿Estará en casa? Claro que sí, son más de las ocho. Piensa

Siente que sigilosamente abre la puerta y como quita los miles de seguros de esta.


—Hola —le saluda, pero Rai no responde— Tenía muchas ganas de verte...


Cuánto le costaba decir ese tipo de cosas, las sentía innecesariamente cursi.

Pero con ella solo fluían.


—¿Qué estás haciendo aquí?

—Te lo dije —contestó confundida— Tenía muchas ganas de verte —abre un poco más la puerta con sus manos para poder entrar. Va directo a abrazarla, amaba sentir su calor, su olor, su piel, amaba sentirla. Acomodo sus manos en sus caderas y le besó la nariz rápidamente.

—Me han quitado el trabajo —susurro en sus labios.


Alondra se ha separado un poco tratando de analizar lo que le acaba de decir, reconoce muy bien el matiz de sus ojos. 

Quiere llorar.


—¿Qué? —logró decir

—No sé que pasó —sus manos toman los brazos de ella intentando bajarlos. Los tensó, no pensaba en hacer eso.—Mi jefe fue amenazado por alguien que usaba pasamontañas, le destruyó el auto —la mira, está buscando respuestas y logra ponerla nerviosa— Hoy vino a decirme que jamás trabajaré en ese maldito banco —cierra los ojos y deja escapar algunas lágrimas— ¿Qué haz hecho, Alondra?

—Yo...

—Max está en el hospital —continúa— ¿Quién te ha dicho que puedes meterte en mi vida?

—Quería cuidarte...

—¿Golpeándolos? —pregunta— Tienes una manera muy extraña de proteger —suelta con sarcasmo.

—No quería... —la interrumpió

—¿No querías qué? ¿Involucrarme en esto? ¿Joderme más de lo que ya estaba sin tí?


Se ha quedado callada.

Aquello ha dolido más que un golpe.


—Las cosas no son así, Rai

—¿Y cómo son las cosas contigo? —busca sus ojos y ella hace que se encuentren. Se miran, Alondra no quiere más que besarla, quitarle su enojo a base de caricias— ¿Quién demonios eres? ¿Por qué quieres manejar mi vida de esta forma?

—Yo no quiero manejarte...

—Estás haciendo que todo se salga de control, Michelle.

—Dijiste que necesitabas el trabajo,  solamente intente...—la volvió a interrumpir

—¡Intentas joderme! —grita.


De sus ojos empiezan a brotar lágrimas.

No sabe cómo mirarla.

𝑇𝑒𝑛𝑡𝑎𝑡𝑖𝑜𝑛 Donde viven las historias. Descúbrelo ahora