Alondra
Text: ¿Qué haces?Rai leyó el mensaje y sonrió de inmediato al leer el nombre de quién provenía.
Rai
Text: Tomo una ducha que acabas de interrumpir.Le contestó el mensaje y dejó el celular en el borde de la tina de nuevo. Hizo la cabeza hacía atrás tratando de relajarse, el móvil volvió a sonar.
Alondra
Text: Eso suena bien, ¿Me haces un espacio?Rai sintió una ola de distintas sensaciones en su vientre al leer las últimas palabras.
—¿Porqué siempre dejas las ventanas abiertas, gatita? —Alondra estaba parada frente a ella, Rai se sumergió en la tina para que no pudiese ver nada.
—Voy a tener que clausurar esa ventana por tu culpa —cerró los ojos y los volvió abrir para mirarla molesta— un día me dará un infarto y tú serás la única culpable. ¿Qué haces aquí?
—Ya sabes —se encogió de hombros— quería verte —dijo mientras cerraba la puerta del baño con su pie sin quitarle la mirada de encima a ella.
—Una llamada diciéndome que vendrías no hubiera estado de sobra
-—Te dije que vendría, te envié un mensaje
—Me lo enviaste cuándo ya estabas aquí adentro —ambas se miraron— si te metes de noche mientras yo esté durmiendo, no te sorprendas si te tiró un zapato.
Alondra se rió.
—Perdona y también perdóname por interrumpirte. Seguro querías relajarte —se mojó los labios— pero yo podría hacer ese trabajo y aún mucho mejor.
Rai la vió fijamente observando como ella se quitaba la camisa.
—¿Qué haces?
—Voy a meterme ahí —señaló la tina— hazme un espacio —se quitó los pantalones tan rápido que hasta la misma Rai se sorprendió, solo estaba en ropa interior.
Lo siguiente que observó fue como Alondra se quitó el resto de su ropa, la admiraba, admiraba como no sentía pudor en esos momentos. Rai tragó saliva, estaba desnuda ante sus ojos.
Se sentía nerviosa aunque no fuera la primera vez.
Pero si era la primera vez que estaba consciente a un noventa por ciento, no estaba perdida en lujuria como otras veces. Contrajo las piernas para que Alondra pudiera colocarse enfrente de ella.
—Hola —le saludó Alondra, mientras estiraba los pies, a diferencia de Rai quien los había contraído para no tener mucho contacto con ella. Alondra quería hacer todo lo contrario.
—Hola —le respondió Rai.
—No te he dicho algo y me siento culpable por eso —soltó mientras rozaba disimuladamente su pie con su cadera.
—Dime
—Soñé contigo
Rai sintió que sus mejillas quemaban, estaba sonrojada.
—¿Y qué pasaba? —se atrevió a preguntar.
—Lo diré a cambio de algo —Rai le puso atención, se sentía intrigada— ¿Cómo sabes que mi segundo nombre es Michelle?
Rai sintió que se quedaba sin aire, solamente miró hacía otro lado.