—¿Crees que me acepten?
—¿No viste le viste la cara cuando vió tu currículum? Ya estás dentro
—No era mejor candidata que había ido
—Ten fé, Rai
Ambas entraron al departamento de Rai, la cerró y se quitó el abrigo que traía puesto.
—Ponte cómoda, iré a dejar esto —caminó hasta el pasillo que daba a su habitación, mientras Sandra se sentó en el diván.
Entró a su habitación, encendió las luces y tiró el abrigo sobre la cama.
—Entonces, ¿Tienes visita? —le preguntó Alondra desde el balcón. Tiró el cigarrillo sobre el suelo y exhaló el humo hacia el exterior.
Rai dio un pequeño salto al escuchar su voz y entreabrió los labios.
—Hola —le saludó.
—Hola, bonita —Rai caminó hacia el pequeño balcón donde ella se encontraba. Ella entró poco a poco y le colocó ambas manos sobre sus caderas.
La beso suavemente mientras Rai iba caminando en reversa, ella no dejo de besarla. Intentó palpar la puerta de su habitación por detrás y cuando lo logró, la cerró rápidamente sin dejar de besarla.
—¿Me extrañaste?
—¿Tienes que entrar siempre por mi ventana? —le pregunto sonriendo.
—Se me da mejor por ahí
—Estás loca
—Loca por tí
Rai se ruborizó completamente, siempre sabía que decir para ponerla nerviosa.
Alondra empezó a besarla nuevamente, apretó sus caderas con las manos y continuó besándola. Estaba desesperada, habían pasado dos días sin verse.
—Alo espera... —le susurro— Tengo visita
—¿Quién es? —se detuvo al menos por un segundo.
—Una amiga —sus manos se entrelazaron atrás del cuello de Alondra.
—¿Es importante?
—Alondra...
—Es que te he extrañado muchísimo
Rai tragó saliva y mordió su labio sin darse cuenta. No podía con una mujer así, tan tierna, tan pervertida, tan ella.
—Yo también —le rodeó las mejillas con sus manos y le comió sus labios a besos pequeños— Mi amor... —Alondra la miró fijamente, era la primera vez que le decía así y le había encantado.
—Entonces no hay mucho que pensar —la cargó de su cintura y empezó a besar lo más cercano que tenía ahora, sus pechos.
—¡Bájame! —gritó, pero no le molestaba. Al contrario, su cuerpo había entrado en calor. Alondra rió fuertemente— Alondra Michelle bájame
Sandra abrió de pronto la puerta de la habitación con su zapato en la mano, al ver la escena lo soltó sin quererlo. Sus ojos se abrieron, enrojeció y desvió la mirada
Alondra casi deja caer del susto a Rai pero logró mantenerla y empezó a bajarla lentamente, ella también enrojeció.
Alondra era la única que parecía pasarla de puta madre.
—Sandra, ella es... —Alondra la interrumpió.
—Alondra Lopéz —se presentó sola y se acercó a ella para estrechar su mano.
—Un gusto —por varios segundos dudó si verla a los ojos— Tengo que irme —le sonrió a Rai.
—¿Segura? —preguntó ella. Aunque la verdad no tenía mucho interés
—Sí —afirmó— Tomaré un taxi —aprovechó que Alondra había bajado la mirada. Un "me lo cuentas todo y a detalle" salió inaudible salió de los labios de Sandra, Rai asintió y sonrió a la misma vez.
Ella solo levantó la mano y se despidió.
—¿Por qué me miras así? —le preguntó Rai a Alondra al percatarse de que observaba sus ojos.
—¿Que tenías con Max?
Rai enarcó una ceja, no se esperaba esa pregunta.
—Nada.
—¿Segura?
—¿No confías en mí?
—Sí, solo que ya sabes —hizo una pausa— Es bueno preguntar.
—¿A sí?
—Sí —afirmó. Desvió la mirada de los ojos de ella, no quería que notara sus celos.— Ahora eres mi chica —se acercó a sus labios y se quedó ahí, sin besarlos aún— Mía.
—Tuya —susurro ella mientras abrazaba sutilmente su espalda.
—¿Sabes? —le respondió su abrazo pero dejó caer sus manos hasta el último centímetro de su espalda, rozando un poco su trasero— Quería invitarte a cenar.
—¿De verdad?
—Sí, a donde tú quieras —Rai la besó.
Se dió cuenta de las ganas que tenía de hacerle el amor.
Que ganas le tenía a ella.
Apretó un poco más su cuerpo, Rai soltó un gemido inocente pero Alondra lo pensó de otra manera.
—Y después, cuando volvamos, tal vez... —siguió mientras la besaba lentamente— tú y yo...
—Sí, sí —le susurró un tanto agitada. Alondra la escuchó jadear al sentir como ella seguí acariciando su espalda.
—O mejor ahora mismo —cargó su cuerpo y caminó hasta la cama, la tumbó y se colocó encima. Ella elevó sus caderas chocando con la entrepierna de Alondra. Gimió, está vez con ganas.
—Alo... —le llamó, ella levantó la mirada— Cuando volvamos ¿Sí? —le pidió. Aunque no estaba segura de lo que decía, ella deseaba quedarse.
Alondra soltó el aire y bajó la mirada tratando de relajarse, tenía una vista muy bonita. Rai estaba jadeando y eso no hacía más que empeorarle.
—Cuando volvamos, voy a comerte toda.