Después del fallecimiento de uno de sus hijos, Aquino, Duxo y sus dos pequeños, deciden empezar de cero en un nuevo hogar.
Pero perder un hijo no es cualquier cosa, y Aquino estaba intentando sobrevivir con el dolor encima, descuidando su matrimonio...
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{8 años después}
Las 3 de la tarde se hacían presentes, por lo que las maletas de Natalan por fin pudieron cerrar.
Notando que estaba algo pesada la dejo en el suelo para observar su habitación una última vez. Había muchos recuerdos, tanto lindos como tristes.
Con una ligera sonrisa salió de su habitación e intento bajar de los escalones con algo de dificultad por lo pesada que era su maleta.
Eso le hizo recordar aquella vez que cayo por lo escalones y le genero aquella cicatriz pequeña en su nariz. Ahora era un recuerdo divertido, pero en ese entonces le dolió.
—¿Necesitas ayuda?—. Escucho una voz femenina. Miro con sorpresa a Mictia para sonreírle con afirmación.
Rápidamente su hermana le ayudó con la otra maleta hasta llegar al primer piso donde sus padres lo esperaban en la puerta.
—Si que llevas todo, están muy pesadas—. Quejó
—Solo lo esencial Mic—. Dijo para reírse de ella.
Mientras se hacían pequeñas burlas entre ellos, notaron como sus padres los miraban con cierto aire de orgullo.
—No puedo creer que este día llego—. Suspiro con pesadez su padre Aquino.—Hace tan solo unos años entraste a la primaria y ahora te vas de casa—.
—Vendré los fines de semana, no los voy a abandonar, aparte, se que van a llamarme todos los días—.
—Si, tienes razón—. Le sonrió Duxo.
Pronto se apresuraron a subir el equipaje de Natalan en la parte trasera de su propio auto.
Con ayuda de todos el trabajo fue más rápido y fácil.
—Pues supongo que los veré el fin de semana—. Se comenzó a despedir.
Noto la mirada de tristeza de sus dos padres, sabiendo que lo extrañarían y el a ellos.
—Cuídate Nat, estudia y por favor se responsable. No bebas demasiado y si lo haces toma mucha agua antes de dormir ¿oíste?—.
—Si papá Duxo—. Respondió a su sermón.—En este punto creo que yo tendré que cuidar a Tomy del alcohol—. Dijo recordando un percance anterior.
Sin ninguna palabra más, recibió un largo abrazo de sus dos padres, uno realmente fuerte.
—Llámanos en cuanto llegues, por favor—. Pidió Aquino, recibiendo un asentimiento.
Natalan, pensando que sería todo, abrió la puerta de su auto y antes de siquiera poder subir, recibió un abrazo de espaldas que lo hizo retroceder.
—¡No te olvides de tu hermana!—. Regaño Mictia.—Pronto iré contigo a la universidad también—.
