Capítulo XXVI

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Emma

Había guardado mi hacha en mi ropa nuevamente, tuve que explicarle a mi madre lo sucedido y ella entendió, eso sí, después de muchísimos regaños y gritos.

Mi madre curó de buena manera las heridas de Yanneth, colocando una planta aplastada sobre ellas y dejando un rastro de color verde sobre su rostro. Después de todo esto, ya se había hecho más tarde, mi madre no quería hablarme pero ya sabía en qué estaba pensando, no íbamos a llegar a tomar el carro, teníamos que aplazar el viaje para otro día. De igual manera, curar las heridas de Yanneth era primordial ya que se podían infectar.

Sus heridas habían bajado la hinchazón y no habían rastros de su sangre.

—Lo lamento…no quise generar todo este problema, pensé que igualmente podíamos viajar.

—Yanneth el que debería pedir disculpas es Thomas, no hay de qué preocuparse, los carros salen todo el tiempo.—Exclamó mi madre.

Yo solo asentí.

—No dejaré que me pegue más…lo juro.

HIPOFRENIADonde viven las historias. Descúbrelo ahora