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Por otro lado, Eugene se sorprendió un poco por la declaración radical de Robert. Las infidelidades de los nobles eran tan comunes que abundaban. Nunca se le hubiera ocurrido que Robert, que era el arquetipo de un criado recto, dijera que estaba bien tener una amante.


"Ah, no me trajeron aquí por la Vizcondesa Valdlaron. Hay otras cosas. Y yo dije que estaría aquí. Ya no pelearemos."


Eugene consoló a Robert, que estaba preocupado. Aunque sin querer estaba defendiendo las acciones de Alexis, en realidad estaba en este lugar por voluntad propia.


"Yo solo quiero que mi señor sea feliz. Ahora tiene suficiente dinero, así que no se preocupe y divorciese. Es muy común divorciarse después de seis meses. Si se divorcia ahora, el Gran Duque se quedará con la finca del barón Linweisen, así que no hay ningún problema."


Eugene se rió a carcajadas por la insistencia de Robert en que se divorciara. Como siempre, Robert era el único que estaba de su lado.


"Ja, ja, ja. De acuerdo. Si el duque no sirve para nada, me divorciaré. No te preocupes tanto."


"Sí. No se esfuerce demasiado."


"Estaré bien."


No tenía que esforzarse. Solo estaba un poco cansado de tener que esforzarse por no mostrar lo mucho que le gustaba Alexis.





*





"Aquí es."


Sherden llevó a Eugene a una habitación en el extremo este del primer piso de la mansión. Sherden, que abrió la puerta, se echó hacia atrás en silencio.

El interior era una sala de estar con un ambiente un poco desolado. Alexis estaba allí, con la misma apariencia que había tenido en el comedor.

Eugene se quejó de nuevo por la torpe forma de hacer las cosas de Alexis. Si le hubiera dicho que esperara cuando se encontraron antes, estaría en este momento en la cama leyendo un libro.

Eugene, que se tragó su queja, que no podía convertirse en palabras, se quedó a una distancia prudencial. Sin saludar, fue directo al grano.


"¿Qué mensaje tiene Degona?"


"¿Por qué estás tan lejos? Acércate."


"Se le escucha bien desde aquí."


Una respuesta mordaz salió de su corazón mordaz. Incluso a él mismo le pareció bastante desagradable, por lo que Eugene se sintió satisfecho. Además, Alexis levantó una ceja, lo que la hizo sentir aún mejor.

Cariño, cariño, cariñoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora