Cariño, cariño, cariño

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"No tengo ningún rencor hacia ti."

"No, yo sí lo tengo. Tú eres un siervo de Dios. Yo también lo soy. Aunque adoramos a dioses distintos."

"¡¿......?!"

"Resucitar a los muertos es una de mis hazañas, y no lo reconoces. Es una lástima."

"¿Que un humano siga a un dios oscuro e innombrable en vida? ¡Y que incluso resucite a los muertos! ¡Su Alteza el Gran Duque te eliminará a ti y al Marqués Taylot!"

El Conde Rito, que se jactaba de sus logros, se burló de Eugene, que esperaba su salvación.

"Pensé que eras extrañamente seguro de ti mismo, ¿estabas esperando al Gran Duque Ivilaron? ¿Por qué dejé los artefactos mágicos aquí? Deberías pensar un poco. Esta habitación tiene una barrera que vuelve inútiles los artefactos mágicos. Ahí y ahí. Sí, aunque te los tragues no te servirán. Tampoco es posible rastrearte."

"En este lugar, en Wieste, hay un número limitado de personas que podrían secuestrarme. Su Alteza se dará cuenta rápidamente de que el culpable es el Marqués Taylot."

"Así es. Pero antes de eso, acabarás siendo un cadáver frío colgado en la plaza. Con el vientre abierto y las entrañas a la vista. Serás noticia."

"¡¿......?!"

"No te preocupes, marioneta de los dioses. Tu dios te susurrará al oído cómo acabará todo. Serás objeto de burla por un tiempo."

Eugene maldijo en su interior al ver al Conde Rito sonreír mientras susurraba esas palabras como si contara un secreto. Ese tipo está loco.

El Conde Rito, tal y como se describía en la novela, era como un sociópata incapaz de sentir emociones. Desde pequeño no tenía nada que apreciara ni a nadie a quien amar. Después de ser elegido por el dios oscuro e innombrable, casi toda su humanidad desapareció.

Sin embargo, de vez en cuando, sentía la necesidad de presumir de sus habilidades y logros. Se sentía muy orgulloso de sí mismo por hacer cosas grandiosas, pero no tenía a nadie que lo reconociera. En la novela, después de capturar a un compañero de Christopher, se dedicó a fanfarronear y a infundir miedo a su víctima, por esa misma razón.

En ese momento, Eugene tenía mucho miedo. La amenaza de muerte era real. Parecía que el Conde Rito iba a sacar su espada en cualquier momento y a cortarle el cuello. Había gritado con seguridad que Alexis encontraría al Marqués Taylot enseguida, pero eso era algo que nadie podía saber.

Aun así, no se resignó a la desesperanza y buscó una forma de escapar.

Como decía el Conde Rito, los artefactos mágicos que llevaba en los brazos y dedos no reaccionaban. Sin embargo, el anillo de Cation, que llevaba debajo de su anillo de bodas, reaccionó a la magia.

Eso significaba que el anillo de Cation funcionaba correctamente. Tenía las manos y los pies atados, pero si podía transformarse en un animal, escapar sería fácil.