Cariño, cariño, cariño

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"El broche es una reliquia del antiguo Duque. Ha sido transmitido de generación en generación como un tesoro familiar".

"Sí".

"Como es el último que queda, debes cuidarlo bien".

"Entendido".

Después de escuchar la historia del broche de leopardo hecho de oro y diamantes, Eugene asintió con la cabeza. Cuidar de los tesoros familiares ahora era su responsabilidad mientras vivía como Eugene en este lugar.

Sobre todo, si era de oro y diamantes, podría convertirse en dinero en momentos de emergencia. No sabía si se sentiría injusto si lo perdiera, pero podría perder el sueño por ello.

Por último, estaba la capa. Desde la casa de Eugene en el ala oeste hasta la residencia principal del Castillo Heinskan, había un poco de camino por recorrer, y era invierno. Robert le dio una capa con forro de piel para que no se resfriara.

"Pronto será la hora de la cita. Vamos".

"Sí".

Eugene se armó de valor. El Duque Ivilaron no le había dicho por qué lo había llamado, pero supuso que tenía algo que ver con Patrick.

Recibió una llamada de Ludwina esta mañana diciendo que había encontrado un buen tutor. Eugene se sorprendió al enterarse de que había encontrado un tutor en menos de un día. Eso significaba que Ludwina era sincera.

Desde ayer, Patrick y su hijo no habían mostrado ni una vez sus caras. Ahora que había encontrado un tutor, sería el momento de expulsarlos.

Eugene estaba decidido a hacer todo lo posible para expulsar a esos parientes falsos.

*

Eugene caminó por el pasillo siguiendo a Robert y quedó impresionado por el tamaño del Castillo Heinskan. La casa de huéspedes en la que se estaba quedando en el ala oeste también era lo suficientemente grande y magnífica como para ser llamada una mansión, pero no se comparaba con la residencia principal de Heinskan.

Las grandes columnas, altos techos, grandes ventanales y las esculturas y pinturas que se veían por todas partes eran dignas de un hermoso castillo europeo. Eugene se dio cuenta una vez más de que realmente se había transmigrado a una novela.

Tratando de no distraerse, Eugene caminó mirando hacia adelante y llegó a la oficina del Duque Ivilaron.

Robert, quien lo había guiado hasta la puerta de la oficina, le quitó la capa y le dio algunos consejos mientras esperaba en el pasillo.

"Si siente que se va a desmayar, siéntese de inmediato".

Escuche que Eugene había perdido el conocimiento durante una ceremonia de compromiso informal cuando conoció al Duque Ivilaron por primera vez. Afortunadamente, el Duque Ivilaron lo sostuvo y evitó un incidente desafortunado de caer al suelo.

Desde entonces, esta sería la primera vez que se encontraba con el Duque Ivilaron. Robert, preocupado de que Eugene pudiera desmayarse de nuevo, tocó la puerta en su lugar y la abrió.

Eugene se armó de valor y entró. Ante sus ojos se desplegaba una vista inesperada.

Si bien había imaginado que Patrick estaría presente, no esperaba que estuviera rodeado de caballeros vestidos con uniformes sentados en sillas individuales.

"Eh, Eugene..".

Ignorando la llamada de Patrick, la mirada de Eugene se dirigió naturalmente hacia el interior. Sus ojos se encontraron con los de un hombre parado frente a un escritorio grande y magnífico, como una escena de una antigua película.