02 Ecos En La Mente

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"Ecos de tu nombre

en mi mente"



Domingo 26 de marzo de 1944



Era curioso cómo transcurrían los días últimamente. JiMin sentía que todo avanzaba muy lento de un domingo a otro, pero a la vez fue consciente del paso del tiempo cuando llegó el tercer domingo en el que el padre Jeon oficiaba una misa. Otra vez estaba frente a él observando cómo llevaba a cabo la ceremonia de la eucaristía y escuchando cada una de las palabras de la oración que se acostumbra.

Aunque quisiera apartar sus ojos de él no podía, porque la curiosidad persistía en su interior y el eco de su nombre estaba en su mente. Había algo en él que le llamaba a acercarse, pero cuando eso sucedía, se sentía cohibido y nervioso, demasiado tímido como nunca en su vida.

Su voz conseguía atrapar toda su atención, no importaba que fuese una simple oración corta que muchas veces haya recitado en antelación. Le resultaba más atrayente si provenía del padre Jeon.

La misa dominical era lo único que se le pasaba volando aunque no quisiera, pero de pronto le invadían los nervios porque sabía que al final se acercaría a él para saludarlo, ya que su padre insistía y demandaba. No podía oponerse, aun cuando sentía que no podía alzar la vista y sólo se limitaba a besarle la mano y a retroceder como un cachorro regañado.

Pronto escuchó la bendición de despedida y se puso de pie para recibirla, esta vez, el padre Jeon bajó del altar para arrojarles agua bendita mientras recitaba una oración.

—Señor Dios mío. Bendice a esta gente fiel a tu creencia y a tu existencia que domingo tras domingo visitan la casa que les otorgaste. Concédeles bendiciones, paz y sabiduría para enfrentar la vida. No los dejes caer en la tentación e incentívalos a propagar el bien de tu palabra... amén.

Y así hasta que llegó al final, para posteriormente regresar por el mismo camino. JiMin y su familia fueron los primeros en recibir la bendición, como siempre era costumbre en cada misa dominical, y aguardaron pacientes hasta que el sacerdote decidió poner fin a la ceremonia. Sin embargo, antes de que pudieran levantarse de su asiento, él decidió hacer un pequeño anuncio a la comunidad:

—Quisiera tomar unos minutos de su tiempo... si ustedes me permiten—pidió con amabilidad y con una sonrisa que hacía pecar a más de una—Les agradezco.

El padre Jeon hizo una reverencia y bajó del altar para acercarse un poco más a la gente. Le gustaba hacer ese tipo de cosas que lo mantuviera unido con el pueblo y era por esa razón que tenía ideas de ciertas mecánicas que podían favorecerles, creyendo que era bueno ante los ojos de Dios.

—Como todos saben, esta parroquia se conforma únicamente por el padre Min y su servidor. Hay cosas que no podemos realizar debido a nuestros compromisos con Dios y considero que sería bueno que el pueblo nos ayudara—les dijo y sonrió nuevamente de esa forma tan suya que ya sacaba más de un suspiro sin que se diera cuenta—Los jóvenes son el futuro de nuestra preciada iglesia católica y Dios confía en sus corazones para continuar predicando y amando su palabra, así que quisiera pedirles que se unieran a la iglesia para realizar actividades de limpieza, mantenimiento y convivencia. Me encantaría que fuese de manera voluntaria y de corazón. Dios y yo se los estaremos agradeciendo mucho—les hizo una reverencia—Quienes gusten unirse, pueden presentarse el día de mañana después de sus clases. Eso es todo.

Don't Blame Me (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora