17 Margaritas Y Cofesiones

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"Una vez fui hiedra venenosa,

pero ahora soy tu margarita"



Lunes 12 de junio de 1944



Parecían días tranquilos, pero JiMin sabía que eso no duraba demasiado. No cuando ChaeWon siempre llegaba de pronto y sin avisar. Al menos ahora tenía la delicadeza de tocar la puerta de su habitación, pero sólo se limitaba a saludarla y luego se marchaba de casa.

Hoy tenía muchas cosas qué hacer con JungKook debido a que estaban por empezar el papeleo de los catecismos, pero también tenían que hacer otras cosas. Ojalá el tiempo fuese suyo como para no separarse nunca.

Salió de su habitación pensando que ahora le gustaría cocinar algo para él, ya que siempre lo consiente y le da de más, pero sus pensamientos se vieron interrumpidos por los gritos que provenían desde la cocina. Al parecer Sana estaba regañando a alguien del servicio, pero no era así. Lo supo cuando se acercó y vio que SoYoon estaba encogida en su lugar recibiendo los gritos de su progenitora.

— ¡Nunca puedes hacer nada bien! ¡Estoy harta de tener que explicarte las cosas! ¡Aquí no vienes a cocinar como se te dé la gana! ¡Debes hacer todo lo que yo te diga!

Siempre había sido así desde que SoYoon se casó con NamJoon. Parecía que Sana sólo veía en ella una persona del servicio o una ayudante a la cual explotar a su antojo. Y a JiMin le molestaba que su hermano mayor no hiciera algo al respecto, que siempre agachara la cabeza cuando veía que estaban ofendiendo a su esposa. Se suponía que la amaba, ¿por qué no la defiende?

—Lo siento mucho, suegra—se disculpó la pobre SoYoon—Sólo hice la comida como a mi esposo le gusta.

— ¡Pero él no es el hombre de esta casa! —volvió a gritarle— ¡Es mi marido! ¡Tienes que hacer las cosas para él!

—Es difícil... complacer a los dos—respondió.

Aunque era algo muy simple, parecía que a Sana le molestaba demasiado que su nuera replicara, aun cuando no la ofendiera. Para ella siempre debía permanecer callada y con la mirada hacia abajo. No tenía por qué molestarse de absolutamente nada, aunque no estuviese de acuerdo. Su opinión no valía porque era su casa y se hacía lo que ella mandaba. Estaba obsesionada con tener siempre el control de las cosas y de la situación. Si algo no se hacía como ella lo pedía, entonces fácilmente explotaba. Pero con SoYoon se ensañaba peor.

—Te lo he dicho muchas veces—se acercó a ella para intimidarla—No vives para complacer a mi hijo, vives para complacer a esta familia. Deberías estar agradecida por pertenecer aquí, porque siendo tan inútil, ningún hombre te hubiese desposado. Al menos fuiste capaz de darnos un nieto heredero, porque si no fuese el caso, ya te habría devuelto a Japón.

SoYoon luchaba contra eso todos los días desde que se casó. A veces no entiende cómo es que los Park logran engatusarte con la primera impresión. Te envuelven y te hacen sentir que eres realmente parte de esta familia, pero en cuanto el matrimonio se firmaba y los negocios se cerraban, entonces mostraban su verdadera cara.

Cuando era prometida de NamJoon la trataban como a una princesa. Le compraron vestimenta exclusiva para su uso y le dieron joyería de la propia Sana. La llevaban a todos lados con ellos, incluso la presumían como su linda nuera, pero vaya que el golpe fue duro cuando se casó con NamJoon, porque desde entonces tiene el ego lastimado, al igual que sus sentimientos que constantemente son atacados por Sana. Nunca ha podido complacerla por más que se esfuerce y la odia... realmente la odia, pero odia más no poder decírselo en su cara.

Don't Blame Me (Kookmin)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora