"Me digo a mí mismo que no iré allí.
Oh, pero sé que no me importará.
Intento limpiar la sangre que he derramado"
David Kushner – Daylight
Lunes 3 de julio de 1944
Corría rumbo al barco que estaba por zarpar, con la respiración agitada y con el corazón en la mano. Sabía que lo estaba esperando ahí, porque se lo prometieron. Prometieron estar juntos sin importar nada.
Irían rumbo a su nueva vida, lejos de los opositores y de toda esa gente hipócrita que los juzgó y los lastimó sin compasión. Dios es compasivo, pero ambos aprendieron a la mala que sus seguidores no lo eran. Que confundían lo bueno con lo malo y lo malo con lo bueno. Y que nunca estarían dispuestos a hablar, a dialogar ni mucho menos a entender. Por eso era mejor huir lejos y empezar desde cero, donde nadie los conozca ni sepa de su pasado.
Llegó corriendo y mirando a todos lados en busca de él... la luz de sus ojos. Y a lo lejos pudo ver una cabellera rubia deslumbrante que le sacudía los sentidos. No tenía que detenerse a siquiera pensarlo, porque sabía que era él. Ese cabello era inconfundible y la forma de su cuerpo. Nunca podría olvidarlo.
—Mi ángel, estoy aquí—le dijo y lo tomó de la mano.
Suspiró ante el tacto, pero le pareció que estaba demasiado fría. No se sentía como su misma manito cálida y pequeña que solía sostener en aquellos ayeres. Y eso le hizo sentir inseguro, muy inseguro.
—Lo estás haciendo muy bien, querido—le dijo el rubio con una sonrisa.
Su voz. Siente que pasó toda una eternidad sin haber escuchado su voz. Siempre será la melodía más hermosa para sus oídos y siempre se sentirá derretido por él. Ahora que puede verlo después de haber atravesado un montón de dificultades, siente que vive de nuevo. Realmente no le importa mucho que su tacto siga siendo frío.
—Por fin estaremos juntos para siempre—le dijo con una sonrisa y se acercó a él—Iremos a algún lugar lindo, donde nadie nos conozca... donde podamos estar tranquilos.
—Sabes que eso no va a pasar—respondió JiMin con un gesto de melancolía—Todavía no podemos estar juntos...
—Pero, tú... tú estás aquí...
—Sólo vine a despedirme de ti—dijo y bajó la mirada—Tienes que irte, JungKookie.
El corazón de JungKook latió con fuerza y desbocado, como esa vez en medio de la catástrofe en la que tuvo que despedirse precipitadamente de él. No quería esto. No quería vivirlo de nuevo. No quería dejarlo solo.
—No iré allí sin ti—se negó y lo sujetó fuerte de las caderas—Tú lugar es a mi lado.
—Lo es—asintió y subió sus manitos para tomarlo de las mejillas—Pero por ahora no se puede.
—No me digas eso—se recostó en su manito y cerró los ojos al tiempo que sus lágrimas bajaban— ¿Por qué no se puede?
—Porque debes cumplir una misión importante—alentó y le sonrió con amor—Debes ser valiente si quieres volver por mí. Yo voy a estar esperándote en el mismo lugar.
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Don't Blame Me (Kookmin)
أدب الهواةEl amor entre JiMin y JungKook surge en tiempos de guerra y en donde la religión pesa más que la razón. Donde la homofobia estaba en su máximo esplendor, porque el amor entre personas del mismo género iba en contra de las leyes de Dios. JungKook es...