"Me siento tan drogada
cada vez que estás amándome"
Viernes 9 de junio de 1944
No fue mucho tiempo y vaya que lo agradecía al Dios de todos los cielos. SeHun sólo quería asegurarse de que realmente le convenía hacer negocios con Kim ChanYeol y por un momento JiMin pensó que quizá hallaría algo que no le agradara, pero no fue así. Al parecer todo estaba perfecto y apuntaba a ser el mejor negocio de la historia de los Park.
Llegaron al medio día a Busan y JiMin salió de su casa con el pretexto de que debía disculparse con el padre Jeon por su ausencia tan repentina, aunque realmente era cierto que haría eso.
Se sentía culpable de haberse ido así nada más, aunque no fue asunto suyo. Sabe que lo más probable es que lo dejó triste y quizá resentido, pero no había más por hacer, sólo correr hacia él para verlo y para abrazarlo con todas sus fuerzas, con todos los sentimientos que tiene por él.
Cuando llegó a la iglesia lo vio parado frente al altar, pero no estaba solo; ahí estaba el sacerdote Min explicándole algo, pero ni eso lo iba a detener. Necesitaba estar cerca de él, percibir su aroma, sentir cómo lo aprieta fuertemente con sus brazos y sentir que lo quiere tanto como él. Así que caminó rápidamente hacia donde ellos estaban y, pasados unos segundos, JungKook sintió su presencia y volteó rápidamente hacia donde se venía acercando. Y fue como quedarse atrapado en un momento en el tiempo, porque sus ojos y sus sentidos sólo lo percibían a él. Fue inevitable que una sonrisa no se dibujara en su rostro, pero no era para nada amistosa. Esa sonrisa lo representaba todo en ese momento y el padre Min era testigo de eso.
Él conoce esa sonrisa.
Las cosas se volvían completamente inevitables, como el hecho de que JungKook dejó de escuchar lo que su igual le decía y después se dirigió hacia el rubio. No le quitó los ojos de encima y pudo estar tranquilo cuando lo estrechó en sus brazos con fuerza, como si hubiese pasado toda una vida sin él. Fue inevitable que las cosas se dieran así y que incluso el padre Min los estuviese observando desde donde estaba, aunque también miraba hacia todos lados para asegurarse de que no estuviese nadie cerca. Sólo eran testigos él y Dios que nunca se pierde nada.
Al final se acercó y soltó un carraspeo fuerte para detener las verdaderas intenciones de ese par, porque era muy evidente.
—Qué bueno tenerte aquí otra vez, JiMin-ah—le sonrió amistosamente—Dios te bendice y se alegra de tu llegada.
—Le agradezco mucho, padre Min—respondió con sus mejillas ruborizadas, mientras que JungKook bajaba la vista—Fue un viaje inesperado, pero por fortuna fue corto.
— ¿Te la pasaste bien? —inquirió mirando a JungKook.
—Un poco... sí—respondió con duda—Pero me gusta más Busan, eso es seguro—respondió y su mirada se fue involuntariamente sobre el sacerdote Jeon.
El padre Min decidió no sacar tantas conclusiones, pero este par se la ponía difícil. Tal vez sea momento de intervenir para que no salgan afectados, o tal vez deba dejarlos construir lo que tienen, quizá ellos sí tienen una oportunidad.
—Le agradecemos a Dios que volviste con bien—dijo y se giró hacia la salida—Seguramente tienen muchas cosas que hacer, así que los dejo solos—sonrió con un deje de burla y se marchó.
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Don't Blame Me (Kookmin)
FanfictionEl amor entre JiMin y JungKook surge en tiempos de guerra y en donde la religión pesa más que la razón. Donde la homofobia estaba en su máximo esplendor, porque el amor entre personas del mismo género iba en contra de las leyes de Dios. JungKook es...