Prologo

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—Quiero el divorcio —digo, dejando los papeles sobre su escritorio, esperando alguna reacción, quizás una celebración de su parte, pero solo recibo un largo silencio.

—¿Acaso es una broma? —dice finalmente.

Su comentario mordaz no me sorprende en absoluto, pero debo mantener la calma.

—No, hablo en serio —respondo—. Quiero el divorcio.

De repente, una sonrisa orgullosa aparece en sus labios.

—Espero que esto no sea parte de alguna de tus estrategias perversas.

—Mi abogado se pondrá en contacto contigo, así que cualquier cosa que quieras discutir sobre el divorcio, háblalo con él —digo, dejando la tarjeta de contacto sobre los papeles—. Te he dejado el acuerdo para que lo revises.

Permanece en silencio, claramente desconcertado por mis palabras. Estoy segura de que no esperaba esto.

—Me gustan tus palabras —dice, con una sonrisa que me resulta irritante.

—Mañana me iré de la casa, así que no tendrás que verme nunca más.

—Después de tantos años llegas a esta decisión... me sorprende —comenta, sonriendo—. Quizás seas más inteligente de lo que aparentas. No solo una cara bonita.

—Ahórrate tus comentarios —respondo, molesta—. Cuando necesites algo, comunícate con mi abogado.

Lo miro una vez más, pensando en todo lo que me costará esta decisión. Pero, ¿qué más da? Sin pensarlo dos veces, me doy la vuelta y camino hacia la salida de su oficina. Una vez afuera, respiro hondo, manteniendo todo el orgullo que me ha faltado durante años, pero ahora estoy dispuesta a romper con todo y no volver a quebrarme por él.

Nunca más.

Entre dos amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora