Capitulo 5

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Dejo medio estacionado mi coche en la entrada del rancho. Salgo del coche, realmente fastidiada, odiando a todo y llegando demasiado temprano, pues aún ni salía el sol. Cuando salgo del coche, me quito las zapatillas y las tiro adentro, caminando sin rumbo fijo.

Estoy tan enojada con todo lo que está pasando, se supone que me casé para ser feliz por siempre con Matt, solo que era tan ingenua como joven, pensando que nada malo pasaría y que viviríamos por siempre enamorados. Pero todo tiene fecha de caducidad, como es la vida, tan desgraciada. Solo me la pasé llorando por él, por un amor inútil.

Me detengo frente al enorme corral de los caballos, que parecen apenas despertar junto con la salida del sol.

Me recargo en la madera y paso mis manos por mi largo cabello. Solo tengo ganas de gritar y llorar, pero sobre todo, quiero proteger mi corazón, totalmente lastimado. No volvería a pasar por lo mismo.

—No, no pienso volver a enamorarme —digo en un tono bajo—. No permitiré que me vuelvan a lastimar y pisotear de esta manera.

Niego con la cabeza.

—No, no lo dejaré que pase de nuevo.

Esto es jodido.

—¿Mal viaje? —dice una voz detrás de mí.

Pego un ligero brinco y veo a Luke a unos pasos, con las manos en los bolsillos, usando una camisa de cuadros color azul que resalta sus bonitos ojos y su típico sombrero de vaquero sexy.

—Todo muy mal —suspiro.

—Es que parece que traes el mundo cargando sobre tu espalda.

—Casi.

—Te fuiste tan arreglada que parece que fuiste de fiesta y te terminaron asaltando. Horrible.

Comienzo a reírme por ese terrible chiste que dice, pues me gustaría pensar que me vería así cuando salgo de fiesta, pero eso jamás pudo pasar, ya que me casé joven y él era un tipo celoso además de controlador.

—¿Estás bien? —pregunta, y algo en su tono denota preocupación.

Lo miro.

—No.

Nos quedamos en silencio, y vuelvo a mirar a los caballos que comienzan a danzar en todo el corral con la hermosa salida del sol.

—Se supone que venir aquí debería hacer mi vida tranquila; ya no tendría problemas, pero parece que la desgracia me sigue.

—Las barbies traen problemas.

Rodeo los ojos.

—No todos los que son de ciudad tienen dinero.

Mueve la cabeza ligeramente.

—Es verdad, pero todo en ti denota riqueza. Solo mírate, traes un maldito vestido de Chanel.

Tiene tanta razón.

—Es lo que me queda.

—¿Un vestido?

—Problemas.

Nos volvemos a quedar en silencio. Me gustaría contarle a alguien todo lo que estoy sintiendo, pero este chico me tiene catalogada como tonta.

—¿Conociste al antiguo dueño? — pregunto curiosa.

—No, pero me contaban cosas de él. Dicen que no era nada amable, todo un chulo, aparentemente.

—Lo era.

—Nadie lo quería; le apodaban "el malvado".

Comienzo a reírme porque el apodo le queda corto a lo que realmente es Matt, su faceta de villano.

Entre dos amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora