Capitulo 13

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Estoy sentada en el suelo, frustrada con todo lo que está pasando. Me siento terriblemente mal; Matt no deja de fastidiar a todos, no solo a mí, y Naya no para de gritar.

—Me va a volver loca —le digo a la cabrita que está a mi lado, mirándome con curiosidad.

—¿Otra vez hablando con las cabras? —Luke aparece de repente.

Suspiro.

—No soporto estar mucho tiempo en la casa.

—Eso mismo me dijo Julia —Luke se sienta a mi lado.

—No sé qué hice para merecer este castigo.

Él comienza a reírse.

—Exagerada.

—Señorita —me llaman desde el otro lado—Ya terminamos con lo otro.

Veo cómo se acercan Alexander y Max.

—Si quieren, ya pueden irse.

Ellos asienten, aliviados. Han trabajado mucho hoy, y soportar a Matt no es fácil.

—¿Ya listo para competir? —le pregunto a Luke.

—Un poco nervioso —admite, mordiéndose los labios.

—Me lo imagino.

Luke se rasca la nariz y me mira.

—¿Vas a ir? —pregunta, un poco tímido.

—Claro que sí —le sonrío—. Quiero verte.

Se queda quieto, como si mis palabras lo hubieran desconcertado. Y sí, quería verlo, pero sobre todo verlo montar. Aunque últimamente no podía negar que me gustaba mucho ver a Luke, y mis ojos lo seguían a donde fuera.

—Soy bueno en esto.

—Eso me han contado.

Luke me sonríe.

Nos quedamos en silencio, viendo a lo lejos cómo Matt se acerca. Eso solo puede significar problemas, de los que no necesito.

—Ahí viene a molestar. Realmente tengo que entrenar para el sábado —Luke se levanta—. Te veo mañana.

Asiento.

Él hace una ligera mueca, como si esperara que lo detuviera, pero al final se va. En cuestión de minutos, Matt está frente a mí, observando a Luke, quien ya se aleja.

—Katrina.

—Hoy no tengo ganas de pelear.

—Yo tampoco, pero a veces no me dejas otra opción.

Este Matt me da ganas terribles de querer estrangularlo hasta desaparecerlo.

—Hablar.

—Tú y yo no tenemos mucho de qué hablar —le digo, fastidiada—. Ve directo al grano.

Suspira.

—Necesito que hables con Naya.

—¿De qué?

—Dile que entre tú y yo no hay nada. Está empezando a tener celos enfermizos, y se altera por todo. Supongo que el embarazo la afecta demasiado.

Le sonrío sarcásticamente.

—¿Y qué te hace pensar que lo haré?

—Vamos, tú te crees una buena chica.

Ruedo los ojos.

—Sé que no te gusta que vaya a tener un hijo.

Me levanto molesta del suelo, me sacudo los jeans por si tienen tierra y camino hacia Matt con enfado.

Entre dos amoresDonde viven las historias. Descúbrelo ahora