¿Queréis saber cuál es la diferencia entre un Cyberboyd y yo? Os lo diré: Que yo siempre seré humano y ellos en cambio están cada vez más cerca de convertirse en máquinas, vacías y sin alma.
Me llamo Lazarus Callahan, y soy agente especial de la SNC: Seguridad Nacional de Ciberdelincuencia.
El chip que me implantaron en la cabeza es el estándar, del tipo A12, obligatorio para todos los agentes: intercomunicador, correo electrónico, posición exacta... lo básico. No llevo más implantes, por supuesto. No los soporto, soy suficientemente capaz como para hacer las cosas por mí mismo sin necesidad de esas mierdas recorriendo mi cuerpo.
Aquí nadie me llama por mi nombre de pila. Solo Callahan. Y, sinceramente, eso me gusta. Me aburre profundamente compartir mi tiempo con los demás, así que suelo discutir y reflexionar con la única persona que realmente me entiende: yo. Creedme, es mejor así. Te ahorras muchos problemas. Aunque debo admitir que meterme en líos es una especie de talento innato. Es como si los problemas y yo fuéramos viejos conocidos.
Y hablando de problemas... hoy me he metido de lleno en uno. En estos momentos me encuentro aquí sentado, en la sala de espera frente al despacho de Dunkan, esperando mi pena capital.
La compuerta del despacho se abre, y aparece Helena Smith, muy seria y perfectamente uniformada como siempre. Smith es de esas personas que, cuando llegan, la gravedad de cualquier situación se reduce a la mitad. A veces, hasta desaparece por completo.
Me doy cuenta que lleva un cibermaletín en la mano, lo que equivale a un superordenador portátil. Eso significa que sí, que la he cagado bien.
—Callahan, el comandante quiere verte.
Me levanto despacio y me sacudo el uniforme, pese a que está impoluto. —¿No me digas? —le respondo con una amplia sonrisa que no hace ningún efecto en la señorita Smith, algo que ya sabía, por supuesto. Ella únicamente se limita a negarme con la cabeza mientras sale de la sala hacia el concurrido pasillo.
Entro en el despacho y la compuerta se cierra tras de mí. Dunkan está de pie, mirando por el gran ojo de buey que da al vasto universo, tan tranquilo y silencioso como de costumbre. De niño solía soñar con las estrellas, imaginando lo que sería navegar por esa oscuridad infinita. No puedo negar que la primera vez que visité esta estación fue una de las experiencias más alucinantes de mi vida.
Por cierto, he olvidado mencionaros que el comandante y máxima autoridad de esta estación es en realidad mi padre.
—Siéntate, Lazarus —me dice con voz firme.
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Cyberboyd - SIEMPRE JUNTOS
RomanceLazarus Callahan es un agente de la SNC con muy mal carácter. Desde la pérdida de su madre a causa de una de las drogas más letales de la galaxia, se ha dedicado en cuerpo y alma a capturar a quienes trafican con ella. No tiene otra motivación ni ob...