Capítulo 9

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El viaje a la estación Olympus no es algo que se tome a la ligera. Es la sede central de los Kimura, una mega estación que no solo alberga a la SSCL, sino que también controla el flujo de información, comercio y seguridad entre los dos planetas más importantes del sistema solar: Tierra y Marte. Está situada estratégicamente en medio de ambos, dominando el tráfico interplanetario como una bestia inmensa de metal y poder. Todo lo que ocurre en esa zona pasa bajo su atenta mirada.

Es por eso que cuando llego al puente para solicitar un viaje, no me sorprende que haya complicaciones. De hecho, esperaba tener que pagar el viaje de mi bolsillo. Ya había asumido que cada Créidto restante en mi cuenta estaría destinado a esto. Sin embargo, las cosas toman un giro inesperado.

—Tiene autorización para viajar a bordo de la Aurora, señor Callahan —dice uno de los agentes de embarque, mirándome de reojo como si supiera algo que yo no.

—¿Autorización? —pregunto, levantando una ceja, visiblemente desconcertado.

—Por parte del comandante —añade el agente, entregándome un pase digital mientras me mira con algo de curiosidad, probablemente por el hecho de que no tenía ni idea de esta "autorización".

"Claro, papá", pienso con una mezcla de irritación y alivio. Por supuesto que ha movido hilos sin decírmelo. Aunque una parte de mí agradece que no tenga que vaciar mi cuenta de Créditos, esto también significa que no estoy tan fuera del radar como me gustaría.

La Aurora es una nave modesta en comparación con los colosos que se ven en las misiones de la SNC o la SSCL, pero no deja de estar equipada con todo lo necesario. No es grande, pero tiene todo lo esencial: compartimentos de descanso, un baño, un pequeño depósito de armas —que, para mi frustración, tiene un piloto rojo indicando que está bloqueado— y, lo más importante, un sistema de navegación de última generación. No necesito más.

Me dirijo al centro de control, al final del pasillo, dejando atrás los compartimentos. La cabina está iluminada por la suave luz azulada de las pantallas, dándole un toque casi reconfortante. Al menos aquí tengo el control. Activo los sistemas de navegación y enciendo los motores, poniéndolos a máximo rendimiento. La nave vibra suavemente mientras los propulsores cobran vida, y siento la aceleración que me empuja ligeramente hacia el asiento.

Mientras la Aurora sale lentamente del hangar y se adentra en el espacio, dejo que mi mente divague. La distancia entre la estación Nexus y Olympus no es corta. A pesar de que estamos en la misma ruta entre Marte y la Tierra, son varias horas de viaje hasta que llegue a mi destino.

Es durante ese tiempo que me permito pensar en lo que realmente estoy haciendo. "¿Qué demonios le voy a decir a Naoki cuando lo vea?" Me imagino la escena en la que probablemente me lo encuentre, descansando en una habitación de un hospital de alta tecnología, rodeado de médicos que deben estar monitoreándolo cada segundo. ¿Y yo qué hago? Me presento ahí como si tuviera algún derecho a verlo después de lo que pasó.

Es probable que, si menciono quién soy, me reciban a balazos, o al menos con unas cuantas miradas que podrían matarme. Me revuelvo en el asiento, incómodo con mis propios pensamientos. No puedo negar que lo ocurrido es en parte mi culpa, pero también sé que tengo que verlo. "Aunque me pateen el culo fuera de la estación", pienso, con una media sonrisa amarga.

Empiezan a asolarme preguntas. ¿Cómo voy a lograr que me dejen entrar? La familia Kimura no es famosa por su hospitalidad hacia quienes han fallado. Y si bien Naoki salvó mi pellejo, eso no cambia el hecho de que fue por mi culpa que acabó en esa situación. Podría decirle a la seguridad que estoy allí para verlo, pero ¿qué argumento tengo? "Perdón por casi matarlo, ¿puedo pasar a verlo?" Suena ridículo incluso para mí.

Cyberboyd - SIEMPRE JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora