Capítulo 3

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Al fin llego al anhelado ascensor. No sé muy bien hacia dónde dirigirme, pero cualquier lugar es mejor que este. Pulso el primer botón que se me ocurre y las compuertas empiezan a cerrarse.

Pero, adivinad...

Una mano cibernética se cuela en el último segundo y detiene mi escapatoria. Tiene implantes en los nudillos y ríos de plata que recorren sus dedos.

Maldito...

Entra en el ascensor y se coloca a mi lado con los brazos hacia atrás. Si parece bueno y todo.

—¿Qué coño haces?

—Soy tu compañero —contesta casi sorprendido por la pregunta.

—No, no lo eres, así que puedes irte a tomar por...

—¿Ya te vas a acostar? —me interrumpe mirando los interruptores.

—¿Qué?

—Vamos en dirección a los dormitorios. ¿No es un poco pronto?

Noto como mis mejillas enrojecen.

"Pero, de qué coño está hablando este tío"

—Si estás cansado puedo esperar hasta que hayas recobrado las fuerzas. Lo de esta mañana nos ha llevado al límite, ¿no crees? —dice mientras me dedica una sonrisa encantadora y elocuente,

"Ya estoy empezando a odiarlo."

—No estoy cansado —le corrijo— lo único que quiero es estar solo. ¿Lo entiendes?

—Claro, pero ya has oído al Comandante. A partir de ahora: Siempre juntos.

Pongo los ojos en blanco y miro hacia el techo en busca de un milagro.

—Lo que diga el capitán me importa muy poco ahora mismo.

—Pues no debería. Creo que el primer paso entre nosotros paso debería ser conocernos un poco , saber el uno del otro. Es muy importante conocer cómo piensa tu compañero de asignación. Sobre todo nosotros que pertenecemos a...

"Vale, ya me he hartado".

— Escúchame bien. No sé qué manual de protocolo te has comido. Pero conmigo no va a funcionar. Trabajo solo, vivo solo, como y duermo solo. Sin nadie a mi alrededor que me diga, ni cómo, ni cuándo, ni dónde. Así que vete acostumbrando.

El silencio se apodera del ascensor. Por primera vez noto que me asfixia.

—Lo siento —sus disculpas suenan sinceras lo cual me irrita aún más— No era mi intención molestarte. Pensé que podríamos conocernos mejor y trabajar juntos de manera más eficiente.

Vale... ahora creo que me he excedido un poco, pero me siento mucho mejor dejando las cosas claras. No pienso aguantar que nadie me dé indicaciones. Por muy hijo del Gobernador que sea."

"Eres un capullo arrogante Lazarus. Tú eres el hijo del comandante, ¿sabes cuánta gente habrá pensado lo mismo de ti al soportar tus gilipolleces?"

Oh vaya, se me había olvidaba presentaros al más oportuno de todo mi ser: Mi conciencia.

El ascensor en forma de cápsula se detiene. Salgo al pasillo a paso ligero y cruzo primero a la izquierda y luego a la derecha, hasta que llego a otro corredor que está lleno de compuertas a ambos lados. No sé si me sigue y me da igual.

Como siempre, hay agentes en los bancos, fuera de sus habitaciones, cosa que no comprendo. Aquí afuera lo único que hay es ruido.

Entro de lleno en mi compartimento. Es un espacio pequeño, pero tiene todo lo que necesito: una cama grande, un holograma con las últimas noticias, libros que nunca leeré y un baño equipado. Le sigue una cocina minúscula que me da la bienvenida y que agradezco ver en estos momentos. Abro el frigorífico, cojo una cerveza y le doy un trago largo. Luego la dejo encima de la repisa, justo al lado de los libros que están cogiendo polvo. La gente se empeña en seguir leyendo en papel ¡Un recuerdo humanoide! Tonterías. Ya no queda nada de humano aquí, y siento que cada vez menos en mí también.

Cyberboyd - SIEMPRE JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora