Capítulo 7

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El tiempo pasa más lento de lo que me gustaría mientras esperamos que el maldito Melior Vashire haga su aparición. Mi compañero está pegado a la pantalla de su intercomunicador y parece que está revisando nuevamente el informe de la misión.

Lo observo de reojo mientras desliza sus dedos por la pantalla de la tableta, leyendo en silencio.

—El informe menciona que Melior Vashire mide alrededor de un metro ochenta —comenta sin levantar la cabeza—, es delgado, cabello rojo fuego, y lleva un abrigo largo verde neón. Además, tiene una cicatriz que le cruza toda la mejilla derecha.

Asiento ligeramente, esforzándome por mantener la expresión neutral, como si ya supiera todos esos detalles.

—Sí, ya lo sabía —respondo de manera casi automática, sin querer admitir que había pasado por alto esa parte.

Naoki no me responde y, tras cerrar la tableta, vuelve a mirar por la ventana, concentrado en lo que sucede afuera. Es curioso... No me había percatado hasta ahora de lo misterioso que resulta este tipo. Siempre tan comedido, tan en control de sí mismo, como si nada pudiera perturbarlo.

Hay algo en su manera de actuar que no encaja del todo con la imagen que tenía de él al principio.

Lo observo por un momento, dándole un repaso mientras sigue de espaldas a mí. Sus movimientos son precisos, calculados, pero no de una manera robótica, sino como alguien que ha aprendido a medir cada gesto, cada palabra.

Es difícil leerlo, como si siempre estuviera guardando algo, manteniendo sus pensamientos bien ocultos.

Esa maldita sonrisa que siempre lleva me había hecho subestimarlo al principio, pero creo que hay más en él de lo que parece a simple vista.

Me sorprendo a mí mismo pensando que, quizás, he sido demasiado duro con él. No sé si es por el estrés de la misión o porque estoy acostumbrado a trabajar solo, pero la idea de que tal vez lo haya juzgado mal cruza por mi mente. Sin embargo, rápidamente sacudo esa idea. No es el momento de suavizar mi actitud. No puedo permitirme bajar la guardia, no cuando las cosas pueden torcerse en cualquier momento. Y yo ansío mi libertad.

"¿Estás seguro?", se burla mi conciencia. Vaya... cómo no.

Aun así, no puedo negar que Naoki ha demostrado ser más competente de lo que esperaba. Pero no quiero darle el crédito todavía. No hasta que vea cómo maneja lo que viene. Tal vez estoy siendo injusto, pero en este trabajo, confiar demasiado rápido puede costarte la vida.

Unos minutos después, al fin la espera da frutos. Un coche aparece en la lejanía, acercándose lentamente por la carretera. Sus luces cortan la oscuridad de la noche mientras avanza hacia el motel. El vehículo aparca justo frente al edificio, y un hombre que encaja perfectamente con la descripción de Melior Vashire sale del coche.

—Es él —dice Naoki, sin apartar la vista.

Mi cuerpo se tensa instintivamente.

Nos preparamos en silencio, esperando que Melior entre en el motel. Doy un toquecito en mi muñeca y mi arma reglamentaria aparece.

Veo a Melior subir la rampa hacia nuestra habitación.

Me coloco detrás de la puerta, listo para asaltarlo en cuanto entre. Naoki se oculta en la esquina de la habitación, en la última parte donde la luz llegará en cuanto abra la puerta. Los pasos se oyen cada vez más y más cerca... y más. Entonces, se detienen. Un sonido sordo y consistente se escucha a través de la puerta.

Sigo esperando el sonido de una llave en el lector y el desbloqueo de la puerta. Sin embargo, lo que ocurre a continuación no es lo que esperaba. Melior comienza a correr, arranca el coche de repente, y las ruedas rechinan sobre el asfalto mientras se marcha a toda velocidad.

—¡Mierda, se escapa! —maldigo en voz alta, ya moviéndome hacia la puerta con la intención de salir corriendo tras él.

—Creo que no es buena idea —dice Naoki, en tono firme.

—¡Tonterías! —le respondo, desestimando su advertencia mientras alargo mi brazo y agarro el picaporte de la puerta.

Justo cuando estoy a punto de abrirla, un pitido agudo proveniente del exterior penetra en la habitación. Me detengo por un instante, desconcertado.

Me percato de que Naoki se mueve rápidamente y siento su mano en mi brazo, tirando de mí con fuerza. Me empuja detrás de él, activando un campo de fuerza que se despliega justo a tiempo.

Una explosión ensordecedora sacude la habitación, derribando medio motel en un abrir y cerrar de ojos. Todo ocurre en un parpadeo: la onda expansiva, el calor, los escombros volando por todas partes. El campo de fuerza nos ha protegido de lo peor, pero la explosión es tan potente que nos arroja al suelo.

El aire se llena de polvo y humo, y mi garganta se cierra por el impacto. Toso violentamente, tratando de recomponerme, mientras mis oídos zumban por la explosión. A través de la confusión, veo a Naoki en el suelo, con parte de su traje ardiendo.

—¡Naoki! —grito, lanzándome hacia él.

Rápidamente apago las llamas que consumen su traje, sintiendo el ardor en mis manos a través de los guantes. No hay tiempo para evaluar los daños; debemos salir de aquí antes de que alguien nos vea o antes de que la estructura termine de colapsar.

Cargo a Naoki sobre mis hombros y busco en todas direcciones una salida posible. Afuera, se empiezan a escuchar gritos de "¡Fuego! ¡Fuego!" mientras los pocos huéspedes del motel comienzan a darse cuenta de lo que ha ocurrido.

"¡Mierda, joder!"

Con Naoki inconsciente sobre mi hombro, me apresuro a salir por detrás del edificio, saltando sobre los escombros que ahora cubren lo que queda de la habitación. Cada paso es una lucha contra el polvo y los escombros que dificultan la respiración, pero la adrenalina me impulsa hacia adelante como una fuerza sobrenatural.

Cruzo la carretera en la oscuridad de la noche, bajo la luz tenue de unas pocas farolas. Instintivamente, opto por huir por la parte menos iluminada, alejándome del caos y buscando refugio en la sombra. Debo mantenernos fuera de la vista, al menos hasta que estemos seguros de que nadie nos sigue. No me queda otra que adentrarme en el desierto árido.

Activo mi visor nocturno y ajusto la luz hasta el punto óptimo, ni mucho ni poco, lo justo para que pueda ver dónde piso. No quiero llamar la atención de nadie.

Miro a todas partes, necesito un lugar donde curar las heridas de mi compañero y asegurarme de que solo son eso: heridas.

Cada paso nos aleja más y más de la explosión, pero no tengo muy claro hacia dónde ir, así que trato de mantener la mente fría. Lo primero que tengo que hacer es buscar un refugio donde cobijarnos y dar un aviso por mi intercomunicador de todo lo que acaba de suceder.

Desciendo por una pequeña ladera que me lleva hasta una gigantesca tubería que está a unos cien metros. Bien, algo de suerte, analizo las opciones.

"Creo que servirá"

Cuando llego alumbro en su interior y veo que, muy al fondo, está obstruida y parece que lleva así mucho tiempo. Dejo el cuerpo de mi compañero con todo el cuidado del que soy capaz y luego me adentro yo. Me quito una hombrera que utilizo como reposa cabezas y lo acomodo para que esté lo más cómodo posible.

Por suerte llevo un kit de primeros auxilios; todos los agentes llevamos uno en nuestro cinturón. Entonces me quito los guantes y miro las heridas de Naoki. Joder, por suerte la mayoría son superficiales, pero entonces me percato de que en el muslo izquierdo tiene un cristal clavado de un tamaño considerable. Mierda...

Se lo retiro de un tirón y observo que arruga la frente por el dolor. Me doy cuenta de que está sudando, y eso no es bueno; tal vez tenga fiebre. Debo ser rápido.

Le echo un líquido que hará que pronto deje de sangrar, y mientras tanto, limpio las heridas por quemadura y le rocío con un spray protector. Cuando ha dejado de sangrar, saco aguja e hilo y empiezo a coser.

Se me pasan muchas cosas por la cabeza mientras lo hago, pero la que más se repite en mi mente es: "Me ha salvado la vida". Y sin pensarlo, se ha puesto delante de mí, llevándose la peor parte.

Eso me hace reflexionar sobre varias cosas, una de ellas es que soy un capullo.

Cyberboyd - SIEMPRE JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora