Capítulo Doble 11

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Nos dirigimos hacia otro ascensor, pero este es distinto a todos en los que he estado antes, ya que el panel de control ni siquiera tiene botones visibles. Naoki se acerca y coloca la palma de su mano en un lector que emite un leve brillo azulado. Después de unos segundos, una luz verde se enciende, pero aún no es suficiente. Se inclina hacia adelante y una pantalla escanea sus iris con precisión. Solo después de eso, el ascensor se abre.

—¿Todo esto para subir? —digo en voz baja, pero él no responde.

Entramos en el ascensor, que resulta ser una cabina completamente pulida, brillante, y solo tiene un botón en su interior. Lo presiona sin decir palabra, y el ascensor comienza a subir.

El silencio se apodera de nosotros. Naoki está completamente serio, y me doy cuenta de que yo también estoy algo nervioso. No es solo el hecho de estar en el núcleo de los Kimura, sino también porque siento que lo que está por venir no será una simple reunión.

Cuando el ascensor finalmente se detiene, las puertas se abren revelando un lugar que me deja sin aliento. La sala es inmensa, tan grande que parece un palacio. En el centro de la sala cuelga una lámpara gigantesca, bañando todo el espacio con una luz suave y dorada. A lo largo de las paredes, grandes cristaleras muestran el espacio exterior, mientras las estrellas y planetas flotan en el vacío con una serenidad que me calma, es una visión que siempre me ha dado mucha paz.

El techo es ovalado, como si estuviera dentro de un palacete, y al final de la sala, al fondo, hay una especie de trono. Está elevado sobre una serie de escalones, incrustado en la pared, flanqueado por dos enormes jarrones que encajan perfectamente con la imponente presencia del asiento. Es obvio que este lugar no es solo un lugar de reunión; es una sala de poder, una muestra de la grandeza de esta familia.

A ambos lados del trono hay puertas gigantescas, ornamentadas con grabados que parecen narrar historias milenarias. Joder, todo en esta sala es demasiado para ser casual. Cada detalle parece cuidadosamente planeado, diseñado para impresionar, para intimidar. Y me intimida, ya te digo si lo hace.

De repente, oigo unos pasos detrás de nosotros, y giro la cabeza justo a tiempo para ver a Yumi entrar en la sala con su ya típica sonrisa divertida. Pero no viene sola. Va acompañada de un hombre que camina a su lado con aire solemne. No es del todo mayor, pero tampoco es joven. Su presencia emana autoridad, y no puedo evitar notar que lleva un conjunto blanco impoluto.

En cuanto lo veo, todo encaja en mi cabeza. Ese debe ser el mayor. El primogénito. El hecho de que lleve el blanco, como Naoki, me lo confirma. Mi mente viaja de inmediato al recuerdo de cuando mi padre me dijo que había metido la pata con el menor de los Kimura. Pero estar frente al mayor... eso tiene otro peso.

Yumi, siempre tan radiante, sonríe al verme, casi con un aire travieso, como si disfrutara de lo incómodo que me siento en este entorno.

—Ah, Lazarus-san, veo que estás impresionado —dice con su tono alegre, haciendo que me sienta aún más fuera de lugar—. Me alegra que hayas venido.

El primogénito no dice ni una palabra, pero me dedica una mirada intensa, como si estuviera evaluando cada uno de mis movimientos. Su rostro serio no deja lugar a dudas de su posición de poder en esta familia.

Mientras tanto, Naoki guarda silencio, manteniendo su postura firme y serena, aunque noto un leve cambio en su expresión. Quizás estar en presencia de su hermano y hermana hace que sienta la presión de su propio legado. Todo en este lugar, desde los cristales hasta el trono, parece estar hecho para recordarte que los Kimura no son solo una familia poderosa; son prácticamente una dinastía.

Sigo quieto, consciente de que cada paso que doy aquí está siendo observado con detenimiento.

El ambiente en la sala cambia de inmediato. Naoki se pone rígido cuando, de ambos lados, comienzan a entrar varios sirvientes, moviéndose en silencio por la enorme sala. Se colocan en posiciones estratégicas mientras los tres hermanos se alinean frente al trono. Primero el mayor, seguido de Yumi, luego Naoki, y finalmente yo, a la derecha de Naoki, algo desubicado. No hay tiempo para pensar; los hermanos hacen una reverencia profunda, inclinándose en sincronía.

Cyberboyd - SIEMPRE JUNTOSDonde viven las historias. Descúbrelo ahora