7|. Barcelona

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16/01/2030

Sebas⚽

Me encontraba en mi cuarto con Mateo, mi pequeño hermano. Él estaba sumergido en su mundo de imaginación, jugando con unos carros de juguete que había esparcido por el suelo, mientras yo navegaba por TikTok en mi celular. La luz del sol se filtraba por la ventana, iluminando el desorden típico de un cuarto infantil: muñecos, bloques y dibujos en las paredes. Era un momento de tranquilidad, pero en el fondo, mi mente no podía evitar regresar a una discusión que había escuchado hace unos días.

La pelea entre mi mamá y ese idiota de Héctor resonaba en mis oídos. Héctor, el tipo que había irrumpido en nuestras vidas como un huracán, haciendo que todo se volviera un caos. Lo odiaba, y no tenía miedo de admitirlo. Desde que él llegó, mi mamá había cambiado. Antes, éramos un equipo, ella siempre tenía tiempo para mí y Mateo. Pero ahora, su atención parecía estar atrapada en las discusiones que él le ocasion . A veces, cuando lo veía, me daban ganas de partirle la cara. Pero, ¿qué podía hacer yo frente a ese pedazo de hombre? Era más grande que yo y, honestamente, no sabía si tenía el valor de enfrentarme a él.

En ese momento, miré a Mateo. Él era un ángel, siempre lleno de energía y sonrisas. Tenía apenas cuatro años y no entendía del todo lo que estaba pasando. Mamá había salido temprano esa mañana, dejándonos a cargo de la casa. Yo sabía que ella había ido a hacer algunas compras, pero no tenía idea de lo que realmente estaba tramando. Héctor había viajado a no sé dónde, y honestamente, no me importaba. Deseaba que no volviera nunca más. Bueno, en realidad, era una mentira... pero no del todo.

Decidí que sería buena idea bajar a la sala con Mateo. Tal vez un poco de televisión nos ayudaría a distraernos de todo. Cuando llegamos a la sala, encendí el televisor y le puse unos dibujos animados. Mateo se sentó en el sofá, sus ojos brillaban con cada escena colorida que aparecía en la pantalla. Me acomodé a su lado, sumergido en mi celular, revisando vídeos mientras disfrutaba de su risa contagiosa.

De repente, la puerta se abrió de golpe. Mamá entró, visiblemente apurada. Su cabello estaba un poco desordenado y su rostro reflejaba una mezcla de nerviosismo y determinación.

—Hola, mamá, ¿cómo t...—comencé a decir, pero antes de que pudiera terminar, ella me interrumpió.

—¡Rápido, Sebas! Haz las maletas, ¡nos vamos YA!—dijo, casi sin aliento, mientras corría hacia las escaleras.

La confusión se apoderó de mí. No entendía nada. ¿A dónde íbamos? Me giré hacia Mateo, que había dejado de prestar atención a los dibujos y me miraba con curiosidad.

—Quédate aquí, Mateo. Ya regreso—le dije, tratando de transmitirle calma mientras subía rápidamente hacia el cuarto de mamá.

Al llegar, vi que estaba tirando ropa en una maleta. Camisetas, pantalones y chaquetas volaban por los aires, como si estuviera en medio de una tormenta.

—Mamá, ¿a dónde vamos?—pregunté, sintiéndome cada vez más confundido.

—Cariño, no tenemos tiempo para explicaciones—respondió con voz apresurada, sin dejar de mover las manos.—Debemos irnos antes de que se haga tarde. Arma tu maleta y la de Mateo. No dejen nada de ropa, yo voy a ayudarlos.

Sus palabras resonaban en mi mente, llenándome de inquietud. La urgencia en su voz me hizo sentir un nudo en el estómago. Miré a mi alrededor y vi cómo su mano temblaba al recoger una chaqueta. Sabía que algo no estaba bien, que esta no era una simple compra.

—¿Por qué? ¿Qué está pasando, mamá?—insistí, tratando de entender.

Ella se detuvo un momento y me miró a los ojos. Había preocupación en su mirada, pero también determinación.

Yo x Ti . Tu x Mi 2 - Joāo FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora