8|. Almuerzo

28 5 3
                                    


17/01/2030

 
Julieta🦋

Me desperté lentamente, sintiendo el suave movimiento de la cama bajo los pequeños saltos de Mateo, quien comenzaba a agitarse a mi lado. El sol entraba con delicadeza por las cortinas entreabiertas, bañando la habitación con una luz cálida y tranquila. Por un momento, me quedé inmóvil, disfrutando de la paz que emanaba su energía matutina. Él se frotaba los ojos con las manos, apenas consciente de que el día ya había comenzado.

Pero yo no podía dejar de pensar en lo que había sucedido anoche. La pizza. Me había divertido al enviar esa pizza con mi nombre a Joao, imaginando cómo podría reaccionar. La incertidumbre me mordía un poco, aunque la risa se asomaba al pensar en su cara cuando la vio. ¿Habrá entendido que era una pequeña broma, o se habrá confundido? Me lo imaginaba frunciendo el ceño, o tal vez sonriendo con esa mezcla de sorpresa y desconcierto que tanto me encantaba en él. Joao siempre tenía una reacción impredecible, y eso era parte del juego.

—¿Cómo amaneciste, pequeñín de mamá? —pregunté, mientras le acariciaba el cabello despeinado. Era una rutina que disfrutábamos ambos, esos primeros minutos del día donde todo era suave, tierno y sin prisas.

—Estoy bien, mami —respondió Mateo, rodeando mi cintura con sus pequeños brazos y apretándome fuerte, como si su abrazo pudiera desterrar cualquier duda o preocupación que tuviera.

Lo observé por un momento, admirando su carita alegre, aún medio adormilada. Él era mi ancla, mi pequeño milagro que hacía que cada día valiera la pena, sin importar lo que hubiera pasado antes. Mi razón de seguir adelante.

—¿Qué te parece si hoy salimos a dar unas vueltas, y luego vamos a almorzar a la casa del tío Gavi? —sugerí, tratando de que el entusiasmo en mi voz lo contagiara.

—¡Siiiiiiii! —gritó Mateo, con los ojos brillando de emoción. Se removió aún más bajo las sábanas, casi saltando de la cama por la pura idea.

Me reí ante su reacción. Era tan fácil hacerlo feliz.

—Bueno, pero primero tienes que ir a levantar al dormilón de tu hermano. —le dije con una sonrisa cómplice.

Mateo salió disparado de la cama, corriendo descalzo por el pasillo en dirección al cuarto de su hermano. Sus pasos pequeños resonaban en la casa como un eco alegre que llenaba los rincones de vida. Yo, por mi parte, me quedé unos segundos más en la cama, pensando en el día que me esperaba.

Hoy sería un día movido, y no solo por el almuerzo en casa de Gavi. Necesitaba encontrar una casa propia. No podía seguir dando vueltas, durmiendo de un lado a otro. No sabía exactamente cuánto tiempo me iba a quedar, ni siquiera estaba segura de lo que el futuro me tenía preparado, pero algo en mí me decía que era hora de echar raíces, aunque fuera temporales. Mi vida había cambiado tanto en los últimos meses que ya no sabía si tomar decisiones rápidas o esperar y ver qué sucedía. Pero, por ahora, los niños eran mi prioridad, y necesitaban estabilidad.

Con un suspiro, me levanté de la cama, sentí el frío del suelo bajo mis pies y estiré los brazos hacia el techo, aliviando la tensión acumulada en los hombros. Fui al armario y comencé a buscar algo cómodo para el día, algo sencillo que me permitiera moverme libremente mientras hacía las diligencias. Tal vez un vestido ligero y unas zapatillas serían suficientes.

Desde la otra habitación, pude escuchar las risas y los murmullos de los niños mientras Mateo intentaba despertar a su hermano. Era una misión que siempre se tomaba muy en serio, aunque la mayoría de las veces terminaba subiéndose encima de él o dándole suaves golpes para lograr su objetivo. Sonreí, imaginando la escena.

Yo x Ti . Tu x Mi 2 - Joāo FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora