20 | . Se Acabo

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13/03/2030


Joao🐢

Abrí los ojos lentamente, sintiendo cómo mi mente volvía a la realidad a causa del constante movimiento en mi cama. Algo o, mejor dicho, alguien, no paraba de moverse encima de mí, sacudiéndome y haciéndome girar entre las sábanas. Parpadeé varias veces, tratando de despejarme, y allí estaba Mateo, saltando sobre mí y gritando como si el mundo estuviera en llamas.

—¡Papá, papá, despierta ya! —repetía sin descanso, insistente y lleno de energía.

Solté un suspiro, frotándome los ojos para intentar despejarme mientras murmuraba en voz baja:

—Mateo, ¿qué pasa? —le pregunté en un tono aún adormilado, con las palabras saliendo entre bostezos.

Mateo detuvo su salto enérgico, pero aún me miraba con impaciencia, como si estuviera a punto de explotar.

—Papá, tienes que levantarte ya, ya es tarde, ¡y nos prometiste llevarnos a tu entrenamiento! —dijo con el ceño fruncido, cruzándose de brazos como si él fuera el adulto y yo el niño.

Fruncí el ceño y, todavía confuso, le pregunté:

—¿Qué hora es?

Mateo miró el reloj, haciendo una pausa dramática antes de decir:

—Son las 8:43, ¡se te hace tarde, papá! —La seriedad en su tono hizo que despertara de golpe.

Mi cerebro, aún medio dormido, reaccionó al instante al escuchar la hora. Mis ojos se abrieron como platos, y el cansancio desapareció de inmediato. Salté de la cama y me levanté tan rápido que apenas tuve tiempo de pensar. El entrenamiento estaba a punto de empezar y, si llegaba tarde otra vez, podía meterme en problemas con el mister. Sabía bien que no podía permitirme ni un minuto de retraso, no con el ritmo de la temporada y lo que se venía por delante.

Sin perder tiempo, me dirigí corriendo al baño. Me lavé la cara, me cepillé los dientes a la velocidad de la luz y peiné mi cabello de cualquier manera. No era la mejor versión de mí mismo, pero ya no importaba. Luego, volví a la habitación y busqué la ropa de entrenamiento en el armario, vistiéndome lo más rápido que podía. Mientras me colocaba la camiseta y los pantalones, ya estaba pensando en el resto de las cosas que tenía que llevar conmigo.

Bajé las escaleras con los zapatos deportivos en la mano, dispuesto a ponérmelos en cuanto saliéramos. Al llegar a la sala, me encontré con Sebas, Isa y Mateo esperándome, cada uno listo y con una mochila en los hombros, mirándome con expresiones entre impacientes y divertidas.

—¿Niños, ya están listos? —pregunté, sin detenerme ni un segundo.

Sebas rodó los ojos, claramente fastidiado.

—Papá, estamos listos hace como una hora —respondió con un tono que, aunque tenía una pizca de reproche, también se notaba que estaba acostumbrado a mis despistes.

Suspiré, sin poder evitar reírme a pesar de la prisa.

—Sí, lo siento, lo siento... Ya vámonos, que no llego ni de casualidad si nos seguimos demorando —dije rápidamente, mientras caminaba hacia la puerta y la abría.

Los tres salieron corriendo hacia el auto con una energía que apenas entendía a esas horas de la mañana, como si estar despiertos fuera lo más natural del mundo. En cambio, yo seguía luchando contra el sueño que aún se aferraba a mis párpados, deseando con todas mis fuerzas que hubiera tenido unos minutos más de descanso. Al llegar a la puerta, saqué las llaves, cerré la casa y, sin más dilación, me subí al coche junto a los chicos.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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Yo x Ti . Tu x Mi 2 - Joāo FélixDonde viven las historias. Descúbrelo ahora