Capítulo 2

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Solía creer en Dios como si creyera en el cáncer. Quiero decir, sabía que ambos existían en una clase de distante, sentido académico, pero eran conceptos que se aplicaban a otras personas; ellos eran personalmente irrelevantes a la vida de Lauren Jáuregui.

Entonces, el cáncer desgarró a mi familia con viento, cuchillos y dientes, enorme y masivo, y dejó de ser académico, dejó de ser distante. Se convirtió en real y terrible, más vengador y omnipresente que cualquier deidad, y nuestras vidas se reorientaron alrededor de sus rituales, su comunión de paletas de morfina y medicamentos antinauseas, sus himnos de vaporizadores y televisión diurna.

Fuimos bautizados en la Iglesia del cáncer, y yo era tan entusiasta como cualquier recién convertido, yendo a todas las citas médicas, investigando cada nueva opción, usando cada conexión que tenía en esta ciudad para asegurarme que mi madre recibiera lo mejor de todo.

Así que sí.

Creo en el cáncer ahora.

Es demasiado tarde para que yo crea en Dios.

Entro al estacionamiento del hospital, estaciono el Audi, y troto a través de las puertas de la sala de emergencias, ignorando las miradas que atrae mi smoking. Voy derecho al escritorio, y junto mi suerte, está allí una enfermera con la que folle hace algunas semanas atrás durante la última visita de mi madre al hospital. Mackenzie o Makayla o McKenna o algo así. Su boca se tuerce en una sonrisa amargada cuando me ve, y sé que me lo merezco.

- Bueno, si no es más que Lauren Jáuregui - dice inclinando su cabeza hacia arriba y entrecerrando sus ojos al mismo tiempo. Estoy súbitamente agradecida por la barrera de vidrio entre nosotras, de otra manera creo que estaría en peligro de ser lastimada físicamente. Para mí, fue un desesperado, necesitado escape robado durante las largas horas en la sala de espera, una distracción momentánea con un bonito cuerpo disponible, pero dejó muy claro después de que me dio su número de teléfono y su horario que para ella si fue más que solo un escape.

- Oye, mi mamá está aquí y necesito verla. Es Carolyn Jáuregui, y creo que llego hace muy poco.

La enfermera con el nombre con M me da un despacio e insolente parpadeo y después más despacio se voltea para ver la pantalla de la computadora. Click se escucha una presión irritada de su dedo sobre el mouse.

Click.

Click.

Maldita sea.

Me cago en la puta. Si se moviese más despacio, sería un cuadro. Una estatua. ¿No existe algún tipo de jodida regla acerca de que las enfermeras hagan su trabajo sin importar los polvos anteriores que estuvieran involucrados? ¿Seguramente está quebrando algún tipo de juramento de enfermeras? Hay una parte de mí que quiere hacer las cosas al estilo Lauren Jáuregui con ella, utilizar mi encanto o amenazas para acabar con esto, pero ambas cosas toman tiempo y no dispongo de él.

- Mira, disculpa que no te llamara - dije. Ella ni siquiera voltea a verme.

- Claro.

Ooooook. Mi cuerpo entero está gritándome que llegue hasta dónde está mi madre, mi pecho sigue oprimido con los recuerdos de una chica que pretende llamarse Mary, y ahora tengo a una enfurecida enfermera entre mí y el lugar hasta donde tengo que llegar, y este es exactamente el porque me he mantenido alejada de enredos toda mi jodida vida.

Los sentimientos y Follar no se mezclan, y Mackenzie/Makayla/McKenna es la prueba viviente de mi teoría.

Honestidad, la voz de Mary hizo eco en mis recuerdos. Inténtalo con la honestidad.

Dejo escapar un largo y silencioso suspiro, sabiendo que necesito arreglar esto de alguna manera. Mamá es más importante que tu orgullo, engreída. Solo discúlpate de verdad para que puedas llegar a ella.

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