14. Viaje juntos

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Ship: Hyoga x Touma

Universo Alternativo.// Modern AU.// Normal AU.

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— ¿Nervioso?

— Solo un poco.

Hyoga negó con una pequeña sonrisa, observando al pelirojo a su lado. Era evidente que se moría de miedo, aferrándose al reposabrazos del asiento y pegando su nuca al respaldo.

— Tranquilo. El avión ni siquiera ha despegado.

— Ya lo sé.- Suspiró cansado.- Es solo que... Nunca había hecho esto antes. Y es un viaje largo.

— Lo sé, pero relájate. Estaremos de nuevo en tierra firme antes de que siquiera lo notes.- Sonrió el rubio, tomando su mano.- Aunque, ¿por qué tanta insistencia de ir a Siberia?

— Sabes que llevo tiempo pensando en una nueva novela.- Respondió Touma, logrando relajarse un poco.

— "Wendigos", ¿no es así?

El pelirojo asintió.

— Se desarrolla en un lugar frío, así que necesito algo de inspiración.

— ¿No habría bastado con que yo te contara algo de los años que viví ahí, antes de mudarme a Japón?

— Agradezco tu intención, pero la inspiración no ha aparecido en los últimos meses.- Admitió.- Espero que estar algunas semanas lejos de casa y la monotonía ayude. Gracias por acompañarme.

— No hay nada que agradecer.- Sonrió el rubio, dejando un pequeño beso en su mejilla.- Además, hace tiempo que no voy al lugar que me vió nacer. Es bueno volver a las raíces de vez en cuando.

Touma esbozó una pequeña sonrisa y asintió, agradeciendo en silencio.

Pronto, la voz de una sobrecargo sonó por los altavoces del avión, solicitando a todos los pasajeros abrochar sus cinturones y guardar todos sus dispositivos electrónicos. El viaje estaba por comenzar.

El avión se sacudió un poco, asustando a Touma en el proceso. Hyoga se apresuró a sujetar su mano y ofrecerle una sonrisa, indicándole que era normal y no había nada qué temer.

Tardarían algunas horas en llegar a su destino, así que, para aprovechar el tiempo y tratar de controlar sus nervios, el escritor encendió su computadora portátil y comenzó a trabajar en sus borradores.

Hyoga se limitaba a observar en silencio, sonriendo enternecido al ver la concentración de Touma en sus escritos. Cómo cada tanto borraba frases enteras o revisaba si hacía falta algún acento o signo de puntuación.

Cuando lo vió comenzar a cabecear, supo que no tardaría más de unos minutos en quedarse dormido y no despertar en un largo rato. Así que se apresuró a colocar una de las almohadas cervicales que habían empacado, y evitar que presionara por accidente algún botón del teclado.

Apenas término, lo vió profundamente dormido. Se aseguró de guardar el progreso de los borradores y después apagar la computadora y guardarla, así como de alzar la mesilla del asiento, y colocarle una manta a su adorado pelirojo.

Para Hyoga, era tan tierno como gracioso observar dormir a Touma. ¿Quién imaginaría que un escritor de novelas de horror se vería tan adorable dormido?

Aún quedaba tiempo para que el avión aterrizara, así que para entretenerse, decidió ver una de las películas que la pantalla del asiento del avión ofrecía.

Una pequeña risa se le escapó al recordar que, como si el hecho de que Touma tuviera la manía de abrazarse como un koala a lo primero que alcanzaba mientras dormía no fuese lo suficientemente irónico, observar la cinta le hizo recordar que el pelirojo le temía a las películas de terror.

Menos mal que se había quedado dormido, o para ese punto ya estaría temblando y quizás gritando al primer mínimo momento de tensión.

Hasta que llegaron a su destino, Touma comenzó a despertar, aún cobijado en los brazos de su amado.

— ¿Ya llegamos?

— Sí, te quedaste dormido a mitad de camino.- Respondió con una sonrisa.- Bienvenido a Rusia.

La ciudad de Novosibirsk los recibía con el frío esperado de la región, pero era apenas la mitad de su trayecto. Aún les esperaba un viaje de diecisiete horas en autobús para llegar al pequeño poblado donde Hyoga pasó su niñez y parte de su adolescencia.

— ¿Es normal que haga tanto frío?

— No me mires, tú fuiste quien quiso venir cerca de la temporada invernal.

— Infernal más bien con este frío.- Murmuró el pelirojo, frotando sus manos para intentar generar calor.

Hyoga lo notó, y simplemente lo abrazó, cubriéndose ambos con una manta gruesa. Él estaba familiarizado con el clima y las bajas temperaturas, pero Touma no y era bastante obvio. El sonrojo en sus mejillas y nariz, el titiriteo de sus dientes y los temblores en su cuerpo lo delataban.

— Tranquilo. Seguramente mi madre ya debe tener lista sopa caliente y la sala de baño para cuando lleguemos.- Le dijo, intentando contener la risa al verlo encogerse en el asiento como un pajarillo con frío.- Dentro de las casas la temperatura es agradable.

— Creo que solo debí preguntarte en vez de venir hasta acá.- Admitió, tragándose su orgullo como pocas veces.- Si no me come un wendigo o algo, me voy a convertir en paleta de hielo.

— No creo que les gusten los sabores amargos.- Bromeó el ruso.- Pero a mí sí. Así que trata de dormir, yo te despierto cuando lleguemos.

Touma solo asintió, sintiendo sus mejillas enrojecer aún más.

Vaya que ese viaje iba a ser toda una experiencia.

Flufftober 2024. Saint Seiya Ships Donde viven las historias. Descúbrelo ahora