13. Cultivar un jardín

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Ship: Dohko x Kagaho

Universo Alternativo.// Modern AU.// Normal AU.// Omegaverse.

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Al verlo cavar en el jardín, remover la tierra con enojo, y aplastar de igual modo al sembrar los brotes. Y sacar zanahorias del pequeño huerto como si su vida dependiera de recolectar todas, supo que algo no andaba bien.

— Cariño, ¿estás bien?

— ¡Fantástico!- Gruñó el Omega de cabello negro, continuando con su misión de sacar todas las zanahorias del huerto.- ¿Por qué no lo estaría?

Dohko solo rodó los ojos, con una pequeña sonrisa divertida en los labios. Ya sabía cómo era su Omega.

— Porque parece que quieres hacer toda la comida del mes a base de zanahorias.- Bromeó, sujetando sus manos con delicadeza, haciéndole ver que en la canasta que cargaba ya no quedaba espacio para una sola zanahoria más.- ¿Qué pasa?

Kagaho chasqueó la lengua, desviando la vista, buscando evitar que su mirada lo delatara ante los meticulosos ojos de su Alpha.

— Cariño, ¿estás nervioso por la cena con mis padres?

El Omega apretó los labios, sintiendo cómo el Alpha lo abrazaba por la cintura por la espalda, provocando que una pequeña risa se le escapara solo con imaginar la escena tan hilarante que solían dar por la diferencia de estaturas.

— ¿Ves que no es difícil relajarse?

— Sí, a ti no es a quién van a acribillar en su propia casa esta noche.- Suspiró el Omega.- No estoy nervioso, solo fastidiado y frustrado.

— Ya sé que Itia es... Difícil.- Asintió el castaño. Conocía el carácter de su progenitor.- Pero poco a poco te va tomando aprecio. Y mi mamá también.

— Tu padre a duras penas me tolera y le encanta fastidiarme, y tu madre me detesta.

— Bien, admito que son muy difíciles, y muchas veces insoportables.- Rió nervioso el Alpha.- Pero siempre estoy a tu lado para protegerte, ¿no es así?

— Pff... Eres ocho años menor que yo, y aún así eres tú quién tiene que defenderme a mí.- Rió bajo el Omega.- Supongo que hasta cierto punto era de esperar que no les agrade a tus padres.

— Desde que te ví por primera vez, quedé completamente enamorado de tí.- Replicó el más bajo, moviéndose para ver los ojos contrarios.- ¿Quién no quedaría encantado con esos hermosos ojitos violeta, ese delicioso aroma a lila, o esa preciosa carita de amargado?... Pero que se jodan, yo te ví primero y me costó mucho trabajo convencerte.

El Omega terminó por soltar una pequeña risa por las palabras de su Alpha. Su historia de amor le seguía pareciendo de lo más ridículamente cursi que podría existir.

La primera vez que sus caminos se cruzaron, irónicamente, ni siquiera prestó atención a la existencia de Dohko, pero él sí y mucho a la suya. Pasaron años antes de que, por azares del destino, sus caminos volvieran a coincidir, Dohko lo reconociera, y se acercara a él para iniciar una conversación.

Ni siquiera él terminaba de comprender cómo fue que ese Alpha logró enamorarlo con todas sus locuras y ocurrencias, al punto de aceptar su propuesta de matrimonio apenas dos años después de comenzar una relación.

Amaba a ese hombre, no tenía la menor duda, pero solo tenía un defecto: Sus padres.

La relación con sus "queridos" suegros había sido tensa desde el comienzo, y no tenía pinta de ir a mejorar.

Por suerte, Dohko nunca lo dejó a su suerte, siempre marcó límites a su familia, y se aseguró de darle su lugar como esposo.

Eso había sido suficiente para que sus suegros prefirieran mantener su distancia. Pero aún así, de vez en cuando debían verse frente a frente, solo si la situación lo ameritaba, como era ahora el caso.

— Tranquilo, cariño. Todo estará bien.- Le sonrió el menor, acariciando su abdomen ligeramente hinchado, oculto bajo la ropa holgada y oscura.- Eres mi esposo, y madre de mi hijo. Solo quiero darles la noticia a mis padres, pero si se ponen difíciles, sabes que no tengo problema en sacarlos a patadas.

— Y creo que también me culpan por "ponerte en su contra".- Ironizó el mayor.

— Desde el momento en que te pedí matrimonio, tú pasaste a ser mi familia y mi mayor prioridad. Ellos son parientes y claro que tienen un lugar, pero tú, y ahora nuestro bebé, están por encima de cualquiera.- Replicó el Alpha.- Así que cualquiera que no te respete, o te haga sentir mal, queda automáticamente vetado de esta casa. Así que quédate tranquilo, yo estoy aquí para cuidarte, protegerte, apoyarte, respaldarte, y sobretodo, amarte.

Kagaho solo sonrió ligeramente, desviando la mirada mientras un fuerte sonrojo coloraba sus mejillas al recibir un beso de Dohko.

— Ahora, quizás sea buena idea sembrar unas cuantas semillas de zanahoria para empezar a reemplazar todas las cosechadas.- Sugirió con una sonrisa el menor.- La jardinería se te da bien, y te ayuda a relajarte.

— Si tus padres deciden venir a supervisar mi embarazo, este huerto familiar no va a ser suficiente.

— Con gusto te consigo una hectárea de tierra si es necesario.

— ¿Crees que una será suficiente?- Devolvió la broma el mayor.

— Las que tú quieras, guapo.- Respondió, dejando un beso en sus labios.- Al menos así no tendremos que preocuparnos por provisiones después de que nazca el bebé. Mamá se encargará de plantar verduras suficientes para toda Grecia.

Kagaho se permitió soltar una tímida risa ante la broma de Dohko. Ese Alpha estaba un poco chiflado, pero era esa una de las tantas cosas de él que lograron atraparlo. Dohko era el único capaz de calmar su malhumor y hacerlo reír ante cualquier situación.

Sí, sus soluciones muchas veces podían parecer raras, pero los resultados eran innegables. Cómo el pequeño huerto que ahora tenían, surgido como una sugerencia de Dohko como un método de desahogo y control del estrés... Al inicio tuvo sus dudas, pero al final, vaya que había funcionado.

— ¿Ya te dije que te amo?

— Hoy no.- Ironizó el Omega, dejando caer algunas semillas en los huecos excavados.

— Te amo entonces. No lo olvides.- Sonrió el Alpha, después de acercarse para besar a su Omega.- No importa si tengo que comer zanahorias hasta volverme conejo.

— Con esa estatura, solo te faltan las orejas y la cola.

— No me molesta ser un lindo conejito, listo para ser devorado~

Ambos terminaron riéndose por esa absurda broma, continuando las actividades en el jardín de esa forma. En un ambiente relajado, y lleno de alegría, tal y como era su vida juntos.

Flufftober 2024. Saint Seiya Ships Donde viven las historias. Descúbrelo ahora