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❥Advertencia silenciosa


Jimin llegó al centro comercial con el pulso acelerado, sintiendo la mirada de las personas a su alrededor. Cada paso que daba parecía resonar, y sabía que no solo era su apariencia lo que atraía la atención, sino también la presencia de los escoltas que lo seguían de cerca.

Tres hombres de aspecto imponente, vestidos con trajes oscuros, vigilaban su entorno con ojos atentos, asegurándose de que nadie se acercara demasiado. Para muchos, era una escena digna de una película, pero para Jimin, era un recordatorio constante de su situación.

Con el pequeño Minjae en brazos, la criada que lo acompañaba lo miraba con una mezcla de preocupación y admiración. El niño, ajeno a la tensión del momento, jugueteaba con su pequeño osito de peluche, sonriendo y balbuceando en su mundo infantil. Jimin se sintió aliviado al ver la inocencia de su hijo, pero el peso de la realidad siempre estaba presente, recordándole la deuda que había contraído con Jungkook y la presión que eso significaba.

Al entrar en la tienda, un aire de lujo lo envolvió. Ropa de diseñador colgaba de los maniquíes y las estanterías estaban repletas de prendas elegantes. Jimin se sintió fuera de lugar, como un pez fuera del agua. Había pasado tanto tiempo vistiendo ropa sencilla, que ahora, rodeado de telas finas y precios exorbitantes, no sabía por dónde empezar.

—¿Qué opinas, Minjae? —preguntó Jimin, mirando al pequeño que observaba con curiosidad.

Minjae levantó sus manitas, señalando un conjunto colorido de chaqueta y pantalones. Jimin sonrió, intentando dejar de lado sus propios miedos.

—Está bien, cariño. Vamos a probarlo —dijo, tratando de mantenerse optimista.

Mientras recorría las perchas, los escoltas mantenían una distancia prudente, pero sus ojos no se apartaban de él. Jimin podía sentir sus miradas, como si estuvieran vigilando no solo su seguridad, sino también cada decisión que tomaba.

Finalmente, Jimin eligió algunas prendas: un par de camisas, un suéter elegante y unos pantalones que, aunque más caros de lo que solía gastar, lo hacían sentir diferente. La idea de vestirse de una manera que lo representara mejor lo llenó de un pequeño destello de esperanza. Tal vez, con ropa nueva, podría encontrar una manera de recuperar algo de su autoestima.

—¿Listo para probártelo? —preguntó la señora Choi, sonriendo mientras sostenía a Minjae.

Jimin asintió y se dirigió al probador, sintiendo una mezcla de nervios y emoción. Al entrar, se miró en el espejo, observando su reflejo. Se sentía extraño, como si fuera un extraño en su propio cuerpo.

Después de unos minutos, se puso la primera camisa y salió a mostrarle a la criada.

—¿Qué opinas? —preguntó, girando para mostrar la parte trasera.

—¡Te queda genial! —respondió ella, animada.

Jimin sonrió tímidamente, disfrutando del cumplido, pero cuando salió del probador, sintió de nuevo las miradas. Las personas lo observaban con curiosidad y admiración, lo que lo hizo sentirse expuesto.

Estando en una de las tiendas del centro comercial, Jimin se movía entre las perchas, revisando las prendas que había elegido. Minjae seguía jugando con su osito, ajeno a la tensión del momento. De repente, un hombre se acercó a él, mirando los estantes con detenimiento, como si estuviera examinando la ropa apilada.

—¿Eres Jimin? —preguntó el hombre, manteniendo la voz baja y evitando hacer contacto visual directo.

Jimin lo miró con confusión, frunciendo el ceño ante la pregunta inesperada. No lo reconocía, pero había algo en su manera de hablar que le hacía sentir inquieto. Las advertencias de Jungkook resonaron en su mente: no hables con nadie.

❥𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 ℛ𝑒𝓎𝑒𝓈 𝐲 𝐉𝐨𝐤𝐞𝐫𝐬 ♛|Kookmin| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora