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❥Alianza inesperada

Ryuji entró con pasos firmes a la Guarida. Los prisioneros, alertados por su llegada, levantaron la vista con expresión confusa. Algunos se enderezaron en sus lugares, mientras que otros mantenían la mirada desconfiada, preguntándose q
porqué Ryuji estába ahí, era esa figura que ahora les observaba con una calma imperturbable.

Ryuji se detuvo en el centro de la sala y, con una ligera inclinación de cabeza, saludó a todos los presentes, pero su mirada se dirigió especialmente a Alessio Barbieri, que estaba con las muñecas atadas, pero con un porte digno que no delataba debilidad.

—Buenas noches —dijo Ryuji, con una voz que, aunque suave, resonó con autoridad en el espacio cerrado—Espero que estén cómodos, considerando las circunstancias.

Barbieri frunció el ceño, tratando de descifrar sus intenciones. La tranquilidad de Ryuji no encajaba con la crudeza que solían tener quienes trabajaban para el imperio Barbieri.

—¿Y quién se supone que eres tú? —preguntó Hwan con un tono desafiante, pero su curiosidad era evidente.

Ryuji sonrió levemente, sin molestarse en responder de inmediato. En lugar de eso, recorrió con la mirada al resto de los prisioneros, estudiándolos detenidamente, como si quisiera grabar cada uno de sus rostros en su memoria. Finalmente, volvió su atención a Hwan.

—Soy considerada una carta importante para Jungkook.

Alessio soltó una risa seca.

—¿Está es la mujer que te conseguiste, Raffaele? Una bastarda del lado de Jungkook.

Ryuji ladeó la cabeza, como si considerara sus palabras.

—Es mejor que guarde silencio.—elevó su mano mostrando el anillo en su dedo.— Que pronto llevaré su apellido junto a mi nombre.

Los prisioneros intercambiaron miradas, cada vez más intrigados por la presencia de Ryuji. Había algo en su actitud, en la forma en que no mostraba temor ni agresividad, que desconcertaba a todos.

Barbieri, sin embargo, no tenía intención de quedarse callado.

—Si has venido a intimidarnos, tendrás que esforzarte más —dijo con una chispa de desafío en los ojos—No somos tan fáciles de quebrar, mocosa.

Ryuji rió suavemente, un sonido que era más una expresión de admiración que de burla.

—Eso lo puedo ver. Pero no estoy aquí para intimidar, suegro. No es ese mi deber.

Elena, con su mirada decidida, observó a Ryuji mientras esta desataba las muñecas de Raffaele. El crujido de las cuerdas al aflojarse atrajo la atención de todos los presentes. La tensión en el aire aumentó, y los hombres de Seokjin se miraron entre sí, confundidos, sin saber qué esperar a continuación. La duda comenzó a hacer mella, sobre todo porque la confianza de todos en la situación dependía de que estuvieran unidos, y la intervención de Ryuji podía cambiar las reglas del juego.

Seokjin, notando la inquietud de sus hombres, levantó la mano y, con voz firme, rompió el silencio: — Escuchen, Ryuji es nuestra aliada. No tienen que preocuparse. — Su tono dejaba claro que ya estaban al tanto de la situación, pero las miradas de desconfianza seguían circulando por el grupo.

Barbieri, quien había estado observando la escena con furia contenida, apretó los dientes. Su mirada llena de cólera se clavó en Ryuji.  La duda lo carcomía por dentro, pero sabía que en este momento no podía hacer nada. Tenía que estar atento a cada movimiento.

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⏰ Última actualización: 3 days ago ⏰

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❥𝐄𝐧𝐭𝐫𝐞 ℛ𝑒𝓎𝑒𝓈 𝐲 𝐉𝐨𝐤𝐞𝐫𝐬 ♛|Kookmin| +18Donde viven las historias. Descúbrelo ahora