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La tarde aún conservaba las fuertes brisas heladas de la mañana, aunque también mantenía esa sensación tranquilizante y agradable

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La tarde aún conservaba las fuertes brisas heladas de la mañana, aunque también mantenía esa sensación tranquilizante y agradable. Era posible estar tanto afuera como dentro del hogar, aunque, claro, con un buen abrigo, bufanda, gorro y guantes para no sufrir el frío cortante de la brisa vespertina.

Rodrigo sostenía la carpeta de su próximo caso del día. Ya había atendido dos casos que resultaron bastante fáciles de manejar, y ahora le tocaba revisar al joven que estaba en estado de coma.

Rodrigo hojeó la carpeta, deteniéndose en la portada donde figuraba el nombre del paciente: Gonzalo Julián Conde. Se quedó pensativo por un momento; el nombre le resultaba familiar. Al mirar más detalles, lo recordó. Gonzalo era un famoso DJ cuyo nombre artístico era "Bizarrap". Lo conocía por sus espectaculares conciertos llenos de energía y luces deslumbrantes, donde las multitudes se perdían por completo en la música. Pero todo cambió cuando ocurrió un trágico derrumbe en La Bresh, durante uno de sus conciertos. Una estructura mal asegurada se desplomó sobre el escenario, dejando a varios heridos, y tristemente, algunas personas perdieron la vida. Gonzalo fue el más afectado, atrapado bajo los escombros hasta que los servicios de emergencia lograron rescatarlo. Su estado había sido crítico debido a múltiples hemorragias y costillas rotas. Aunque logró sobrevivir, cayó en estado de coma. Ese suceso ocurrió el año pasado, y desde entonces, sus familiares decidieron no desconectarlo, con la esperanza de que pudiera despertar algún día.

Rodrigo se dirigió hacia la habitación asignada para revisar a Gonzalo Conde. El pasillo del hospital estaba relativamente tranquilo, con solo el sonido suave de sus zapatos resonando contra el suelo de baldosas. Mientras caminaba, revisaba los últimos detalles del expediente: edad, diagnósticos previos, y el estado en que había llegado al hospital tras el derrumbe.

Al llegar a la habitación, soltó un suspiro antes de abrir la puerta y entrar. La luz fría de los focos iluminaba el espacio, y notó algunas cartas y flores, claramente destinadas al paciente. No había familiares presentes; solo estaba Conde, inmóvil, con los monitores parpadeando a su alrededor. Estaba en coma, conectado a un respirador, y su piel pálida tenía el aspecto de alguien que había estado ausente del mundo por mucho tiempo.

Rodrigo se acercó con cuidado, ajustando su estetoscopio mientras se preparaba para un chequeo rutinario. Aunque estaba acostumbrado a casos así, siempre sentía un malestar particular cuando se trataba de pacientes jóvenes. "Él debería estar viviendo su vida, no postrado en una cama", pensó. Tomó la muñeca de Conde para sentir su pulso mientras sus ojos recorrían las lecturas del monitor.

Rodrigo tomó el pulso de Bizarrap, sintiendo el latido constante y tenue bajo la piel fría del joven DJ. Todo parecía en orden, al menos en lo que respectaba a los signos vitales. Los monitores mostraban un ritmo cardíaco regular y estable. Sin embargo, la quietud que llenaba la habitación pesaba sobre él. No importaba cuántos pacientes en coma hubiera tratado antes; siempre era inquietante ver a alguien joven, lleno de vida, atrapado en un estado así.

 PRETTY PLEASE                                                        _Rodriván_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora