°•☆|WELCOME TO CAPITAL|☆•°
El día estaba más oscuro y aterrador, pero al menos no había esas lluvias fuertes con truenos. Solo había una brisa fría pero tranquila.
La joven de cabellera azul conducía el vehículo, manteniendo la mirada en el camino con tranquilidad, aunque algo tensa, mientras que el joven de cabellera castaña dormía en el asiento del copiloto con el cinturón de seguridad puesto.
Angie soltó un suspiro de frustración al ver que estaban a punto de llegar a Capital y se golpeó mentalmente al darse cuenta de que se había olvidado por completo de mencionar a Rodrigo las reglas del lugar. Además, lamentablemente, tendrían que dejar las cosas tecnológicas modernas, incluido el sedán negro. También estaban los seres divinos, pero decidió seguir conduciendo; se encargaría de eso más tarde con Rodrigo.
El paisaje sombrío se volvía aún más oscuro y frío a medida que se acercaban a los límites de Capital, donde, a lo lejos, se podían distinguir varias "personas" vigilando todo y deteniendo vehículos para revisarlos a fondo.
El joven castaño murmuró algo en sueños, moviéndose ligeramente en su asiento, pero no despertó. Angie lo observó de reojo, preguntándose cómo reaccionaría cuando supiera lo que le esperaba. Ella misma había tenido que hacer muchos sacrificios al aceptar trabajar en Capital, un lugar que, hacía muchos años, había dejado de seguir las normas del resto del mundo. Aunque había sido advertida sobre los peligros y peculiaridades del lugar, decidió arriesgarse de todos modos.
El silencio en el interior del vehículo se hacía cada vez más denso, solo interrumpido por el murmullo distante de la radio que Angie había olvidado apagar. Afuera, la niebla se volvía más espesa, casi tangible, como si intentara impedirles la entrada a Capital. Las "personas" que patrullaban la entrada tenían apariencia humana, pero sus movimientos eran demasiado precisos, sus rostros carecían de expresiones y parecían fríos. Angie sabía que no eran humanos, y era plenamente consciente de lo que eso significaba.
El sedán negro comenzó a desacelerar mientras se aproximaban a un puesto de control. Angie sintió cómo su corazón latía con fuerza, no por miedo, sino por la tensión de lo que estaba a punto de enfrentar. Detuvo el coche y bajó la ventana, permitiendo que el aire helado y cargado de energía de Capital penetrara en el vehículo. Uno de los seres divinos, vestido de manera inusual, se acercó, su presencia imponente. Tenía ojos de color marrón oscuro, cabello rizado y marrón.
—Identificación —ordenó el joven con una voz fría y carente de emoción.
Angie asintió, entregándole una tarjeta negra con su nombre y un símbolo dorado del hospital grabado. El joven de cabello rizado la examinó durante unos segundos antes de dirigir su mirada hacia Rodrigo, quien apenas comenzaba a despertarse, frotándose los ojos con cansancio.
—Él es Rodrigo Carrera, mi acompañante —dijo Angie antes de que el joven pudiera preguntar. Sabía que estos seres seguían un protocolo estricto, y cualquier demora podría causarles serios problemas.
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PRETTY PLEASE _Rodriván_
Fantasy°•☆|Los ángeles deberían ser seres de luz encargados de traer paz, amor y belleza, pero en realidad son crueles y fríos, incluso peores que los demonios...|☆•°