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°•☆|I FINALLY FOUND YOU|☆•°

La tarde estaba agradable, acompañada de una brisa suave y fría

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La tarde estaba agradable, acompañada de una brisa suave y fría. Aunque fresca, el clima seguía siendo ideal para llevar ropa abrigada, pero no en exceso. Era un día perfecto para estar al aire libre. Afortunadamente, era un día feriado en el ámbito médico, y mientras algunos profesionales tenían el privilegio de disfrutar de un día libre, otros preferían seguir trabajando.

En el caso de Rodrigo, le otorgaron el día para descansar, aunque en un principio se negó a aceptarlo. Fue decisión del director del hospital que lo tomara. Ahora, caminaba por las calles para tomar un poco de aire y explorar la ciudad con más detenimiento. En la mañana, había estado en su casa, ordenándola, atendiendo a Barry, su gato, y consintiéndolo con todos los mimos que él quería. Actualmente se encontraba en las calles de Capital, caminando con una energía renovada.

Rodrigo avanzaba con pasos firmes y enérgicos, disfrutando del paseo. Vestía un abrigo largo negro, una bufanda del mismo color, jeans y unas zapatillas rojas y blancas. Ahora, estaba sentado en una banca en el parque, bajo la sombra de un gran árbol botella adornado con flores rosadas.

Rodrigo miraba el cálido y amigable ambiente a su alrededor, lleno de familias felices, parejas y amigos que disfrutaban juntos, lo cual le hacía sentir una leve alegría al observarlos. Aunque era cierto que resultaba envidiable ver a los demás felices en compañía mientras él no la tenía, y que todos a su alrededor parecían tener sus propias vidas y amistades más importantes, lo cual podría deprimir a cualquiera al pensar en ser reemplazado eventualmente por alguien más, Rodrigo evitaba a toda costa caer en esos pensamientos negativos. Era evidente que, mientras recordaba momentos pasados que le servían como un recordatorio para no dejarse arrastrar por la tristeza de sentirse reemplazado, no se percató de que un joven de cabellera castaña y larga, que parecía haber sido recientemente cortada, se acercaba en su bicicleta. El joven, que vestía un abrigo largo beige, pantalones marrones y botas negras, pedaleaba en su dirección, con una canasta en la parte delantera de la bicicleta.

Rodrigo seguía absorto en sus pensamientos, observando cómo las hojas del gran árbol botella se mecían suavemente al ritmo del viento. El murmullo distante de las risas y conversaciones apenas le llegaba, como si estuviera en su propio mundo. De pronto, el sonido de una bicicleta acercándose rompió por completo su trance, y levantó la mirada justo a tiempo para ver al joven detenerse a unos metros de él.

El muchacho del abrigo beige, con una cabellera castaña ligeramente despeinada, sonreía con una mezcla de timidez y confianza. Bajó de la bicicleta con agilidad y la apoyó suavemente contra un poste cercano, asegurándola para evitar que fuera robada. La canasta en la parte delantera estaba llena de lo que parecían ser papeles, planos enrollados, y algunos bocetos a lápiz de una melodía sobresalían entre ellos. Claramente, este joven venía de alguna actividad creativa.

—Disculpa —dijo el joven, acercándose a Rodrigo con una sonrisa cálida—. ¿Te importa si me siento aquí?

Rodrigo asintió, aún algo sorprendido por la repentina aparición del desconocido. El joven tomó asiento junto a él en la banca, colocándose de manera relajada, aunque dejó un espacio prudente entre ellos.

 PRETTY PLEASE                                                        _Rodriván_Donde viven las historias. Descúbrelo ahora