Celos

28 3 4
                                    

INFORMACIÓN: NO QUIERO CAUSAR INSEGURIDADES CON ESTE ONE SHOT, TOD@S SOMOS HERMOSAS Y HERMOSOS. Y SOMOS SUFICIENTES Y VALEMOS MUCHO 🫶🏼 Y SI ALGUIEN NO LO VE PUES LASTIMA  POR ELLOS.  

🩷🩷🩷🩷

Siempre he pensado que la envidia es un monstruo de múltiples cabezas. Se esconde, esperando su momento para atacar, para hacer que te sientas pequeña, insignificante. No es que me enorgullezca de admitirlo, pero esa criatura ha estado acechándome últimamente.

Todo comenzó cuando las miradas de Steve Harrington comenzaron a posarse exclusivamente en mí. Al principio, era algo que me hacía sentir afortunada, importante. Ese chico que antes no tenía ni la menor idea de quién era yo, ahora me miraba como si el mundo se detuviera a nuestro alrededor. Pero, como todo en Hawkins, nada dura.

Una vez más, estoy en esta maldita fiesta, una más de las tantas que Steve me ha arrastrado. Mi reflejo en la ventana me devuelve una mirada que no reconozco: labios torcidos en una mueca, cejas fruncidas, y una sombra en mis ojos que antes no estaba allí.

No quiero ser esa chica.

Me alejó del bullicio y me deslizo hacia el patio trasero, buscando un rincón de paz donde no pueda ver cómo Steve habla con ellas... las chicas perfectas, las que tienen esa belleza que parece modelos. Las que ríen demasiado fuerte, rozan su brazo con el de él y... no puedo evitarlo. Lo siento en el pecho como una punzada. La envidia es fría, pero duele como el infierno.

Me apoyo en una columna de madera y cierro los ojos, tratando de ahogar la corriente de pensamientos que amenaza con ahogarme.

<<Basta, Tn. No puedes hacer esto.>>

—¿Estás bien? —Esa voz grave y familiar me hace saltar. Steve está parado ahí, con las manos en los bolsillos de su chaqueta, mirándome con esos ojos que, por un instante, me hacen olvidar todo.

Trato de sonreír, pero sé que es una pobre imitación de una sonrisa. —Sí, solo... necesitaba aire.

Él frunce el ceño, caminando hacia mí, y algo en su expresión cambia. Es como si pudiera ver a través de mí, como si de alguna forma supiera lo que está sucediendo en mi cabeza.

—No me mientas, Tn —dice suavemente, y siento que mi estómago se retuerce. Está más cerca ahora, lo suficiente para que sienta su calor—. ¿Qué pasa?

No quiero parecer insegura. No quiero ser esa chica que tiene que competir con las demás, que teme perder lo que tiene por cosas que no puede controlar. Pero aquí estoy, deseando ser más, ser diferente, ser... perfecta. Como ellas.

—Es solo... ellas. —La palabra sale antes de que pueda detenerla, y me arrepiento inmediatamente. Me cruzo de brazos, intentando ocultar la vergüenza que me abruma—. Es estúpido, olvídalo.

Steve no dice nada por un momento, solo me mira, como si intentara descifrar un rompecabezas complicado. Luego, sin previo aviso, toma mi mano. No sé por qué, pero ese pequeño gesto me desarma.

—No entiendo por qué te preocupas por ellas —dice al fin, su voz suave pero firme—. Tn, no estoy aquí por ellas. Estoy aquí por ti.

Mi corazón late más rápido, y me atrevo a levantar la mirada para encontrarme con la suya. Hay algo en sus ojos, algo que me hace querer creerle, aunque una parte de mí todavía luche con esa inseguridad que llevo dentro.

—¿De verdad? —pregunto en un susurro, y odio lo vulnerable que me escucho.

Steve sonríe, y el peso en mi pecho se aligera, aunque solo un poco. —De verdad. No tienes que ser como ellas. No quiero que seas como ellas. —Se inclina un poco, acercando su rostro al mío, y su mano aprieta la mía—. Quiero que seas tú, con todas tus rarezas y defectos. Porque tú eres la que me importa.

Mis defensas se derrumban en ese instante. De repente, la envidia parece insignificante comparada con el hecho de que Steve, el chico que tantas veces me ha dejado sin aliento, está aquí, diciéndome exactamente lo que necesito oír. Lo que tal vez siempre supe, pero no quise admitir.

—Siento haber sido tan tonta —murmuró, sintiéndome algo ridícula por haber dejado que esa sombra creciera en mí.

Steve niega con la cabeza, una sonrisa suave en sus labios. —No lo eres. Solo eres humana.—. Y entonces, antes de que pueda responder, me besa.

Es un beso suave, lento, pero lleno de una certeza que me hace sentir segura, querida. Y en ese momento, las risas lejanas de la fiesta, las chicas perfectas, todas esas inseguridades que me atormentaban, se desvanecen. Porque al final del día, Steve Harrington está aquí, conmigo, eligiéndome a mí.


Espero que les haya gustado y disfrutado mucho como yo 🫶🏼☺️🥹🥺😭

POR CIERTO ME INSPIRE EN UNA CANCIÓN SOLO ESO DIRÉ💖 , ADIVINAN CUÁL ES?

💕Steve Harrington's One shot 🏀💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora