Invisible

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Estaba apoyada en mi casillero, escuchando a Sarah mientras sacaba mis libros para la siguiente clase, cuando el ruido del pasillo lleno de estudiantes empezaba a desvanecerse en el fondo. Hablábamos del proyecto de biología, uno de esos que estaban destinados a consumir mi tiempo y mis ganas de existir, cuando Sarah soltó un pequeño suspiro de frustración, perdida en sus propios pensamientos.

—Podríamos terminarlo en la biblioteca esta tarde —sugirió, y yo asentí sin prestar mucha atención.

Mi mente, como de costumbre, se distraía en otra dirección. Steve Harrington. El chico que no sabía que yo existía, ni siquiera cuando compartíamos dos clases. A veces me preguntaba si me habría visto alguna vez, aunque fuera de reojo, pero la respuesta siempre era la misma: no. Era el rey del instituto, el que caminaba con Tommy H y Carol como si fueran su corte personal, haciendo que los demás desaparecieran en el fondo. La verdad era que me resultaba difícil de imaginar que alguna vez reparara en alguien como yo, alguien que pasaba desapercibida en el comedor, en los pasillos, en las clases. 

Aún así, yo lo notaba. Notaba su sonrisa arrogante cuando caminaba por los pasillos, la manera en que lanzaba una pelota de baloncesto con facilidad, y la forma en que siempre parecía tener una respuesta ingeniosa para todo. Era popular, con una familia acomodada, una casa con piscina, y una novia que parecía salida de una película de adolescentes, Nancy Wheeler, la dulce e inocente Nancy. No podía ser más diferente a mí, pero aun así, había algo en él que me atrapaba. Un imposible.

—¿Tn? —Sarah agitó su mano frente a mi rostro—. ¿Me estás escuchando?

Sacudí la cabeza, regresando al momento presente. Estaba a punto de responder cuando una figura alta se acercó a nosotras, caminando con una seguridad que no era típica de la mayoría de los chicos en esta escuela. Era Billy Hargrove, el nuevo. El chico de California que había comenzado a atraer la atención de todos desde el primer día que puso un pie en Hawkins.

—Hola, chicas —dijo con una sonrisa fácil, aunque sus ojos estaban fijos en mí—. Soy Billy, por cierto.

Lo miré, parpadeando, sorprendida de que me estuviera hablando directamente. Sarah le dio una rápida sonrisa, pero yo me quedé en silencio, un tanto incómoda por la intensidad de su mirada.

—Ya te hemos visto en clase —respondió Sarah, siempre rápida para cubrir cualquier momento incómodo—. ¿Te estás adaptando bien?

Billy asintió, pero su atención no se desvió de mí ni un segundo. Podía sentir su presencia, pesada, como si llenara todo el espacio alrededor. 

—Sí, más o menos —respondió con una voz profunda—. Aunque, la verdad, me vendría bien un poco de ayuda. Especialmente en biología. Entrar a mitad del año escolar no es fácil.

Giró su cuerpo hacia mí, acercándose un paso.

—¿Crees que podrías ayudarme? —preguntó, inclinando la cabeza ligeramente, sus ojos azules centelleando bajo las luces fluorescentes del pasillo.

Mi corazón dio un vuelco. No me esperaba que Billy Hargrove se interesara en algo tan mundano como un proyecto de biología, y mucho menos en pedir mi ayuda. Sentía la mirada de Sarah sobre mí, divertida, pero también algo preocupada. Y entonces, en un giro que parecía sacado de una película, vi de reojo una figura a solo tres casilleros de distancia. Steve Harrington. Estaba de espaldas, sacando algo de su casillero, completamente ajeno a la escena que se desarrollaba a solo metros de él.

Me obligué a concentrarme en Billy, aunque por dentro mi mente estaba en otro lugar.

—Eh... claro —respondí, tratando de sonar natural—. Podríamos quedar esta semana y... ver qué necesitas.

Billy sonrió, una sonrisa que parecía decir más de lo que sus palabras expresaban.

—Perfecto. Te veo luego entonces, Tn.

Y con eso, se alejó, dejándonos a Sarah y a mí en un silencio lleno de miradas curiosas. El aire seguía cargado de la energía extraña que había traído consigo, y yo sentía mi piel arder bajo su atención. Pero mientras mi corazón seguía acelerado, no pude evitar echar otra mirada en dirección a Steve. Había desaparecido, como siempre, ajeno a mi existencia. 

Billy Hargrove podría haber llamado mi atención, pero no era él quien me quitaba el sueño. No era él mi imposible.

Espero que les haya gustado 😍, ❤️ 

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💕Steve Harrington's One shot 🏀💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora