Lagos dla 4

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T/n no pudo evitar morderse el labio mientras observaba a Steve en la cancha de baloncesto. Cada vez que él encestaba, sentía una mezcla de orgullo y atracción que siempre le resultaba difícil de controlar. Lo veía con el cabello alborotado, esos shorts cortos que hacían que sus piernas lucen de una manera que a ella la distraía más de lo que quería admitir. Aunque adoraba verlo jugar, el baloncesto no era precisamente lo suyo, y después de quince minutos, decidió marcharse antes de que Steve la viera y la convenciera de quedarse más tiempo.

Mientras se alejaba del gimnasio, su mente vagaba entre pensamientos sobre el examen de matemáticas y los planes que tenía con Steve más tarde. Irían primero a su casa, y luego pasarían a la de él. La idea de estar a solas con Steve siempre le sacaba una sonrisa, pero aún quedaban unas horas antes de que pudieran disfrutar de ese tiempo juntos.

Justo cuando se dirigía a la cafetería, sintió un empujón que la hizo tambalearse. Giró rápidamente, lista para soltar un comentario mordaz, pero se encontró cara a cara con Eddie Munson, el chico que siempre iba con prisa por los pasillos.

—Lo siento, Reina —dijo Eddie, haciendo una reverencia exagerada.

 T/n levantó el dedo medio en broma y sonrió para verlo seguir caminando rápido por el pasillo. ella siguió caminando pero al instante su mente se detuvo en una sola palabra: "Reina". Nadie, excepto su grupo cercano, sabía de su relación con Steve. Solo Tommy y Carol y el grupo de amigas, quienes a veces la molestaban con ese apodo porque Steve era conocido como "el Rey" en la escuela. No había forma de que Eddie lo supiera... o eso creía ella.

Sacudiendo la cabeza, dejó el incidente atrás y continuó hacia la cafetería. Cuando llegó, encontró a las chicas en su mesa habitual. Carol, como siempre, estaba mascando chicle de manera exagerada, mientras Tina, Nicole, Sasha, Poppy y su prima Sarah charlaban animadamente.

Tina fue la primera en notar su llegada.

—Miren quién se dignó a aparecer, la Reina —dijo Tina, sonriendo con complicidad.

T/n sonrió, acercándose más a la mesa y mirando de reojo a Sasha, quien no estaba al tanto de su relación con Steve, lo que hacía la situación más incómoda. Pero T/n, siempre rápida con las respuestas, no dejó pasar la oportunidad de bromear.

—Ya llegué, por quien lloraban, perras —dijo, señalando a todas menos a Sarah, su prima, que la miraba con los ojos entrecerrados. Las demás no se ofendieron; estaban acostumbradas a ese tipo de bromas.

Carol estalló en carcajadas.—Ya llegó la perra jefa —añadió, masticando su chicle con más entusiasmo.

T/n, siempre dispuesta a seguir el juego, hizo una serie de reverencias exageradas, como si estuviera en el final de una obra de teatro.

—Pero tú eres la segunda —le dijo a Carol, señalándola con un gesto dramático. Todas rieron, a excepción de Sasha, quien permanecía incómoda pero intentaba no mostrarlo.

—¿Dónde están los chicos? —preguntó Sasha, claramente tratando de cambiar el tema.

—Entrenando —respondió T/n, dándole una mirada rápida.

—Terminamos los exámenes, deberíamos hacer algo —sugirió Nicole—. Ir a una fiesta, invitar a los chicos.

Tina asintió emocionada. Estaban todas listas para un poco de diversión después de la semana de estrés, pero Carol, siempre buscando la manera de molestar a T/n, intervino.

—T/n ya tendrá suficiente tiempo con Steve esta noche —dijo, levantando las cejas en un gesto provocador.

Sarah, que había estado relativamente callada hasta ese momento, decidió unirse a la broma.

💕Steve Harrington's One shot 🏀💕Donde viven las historias. Descúbrelo ahora