𝟎𝟒

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𝟎𝟒

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𝟎𝟒. 𝐋𝐨𝐬 𝐂𝐚𝐫𝐝𝐨𝐬

La oscuridad se retiraba a regañadientes, dejando tras de sí los vestigios de un sueño perturbador

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La oscuridad se retiraba a regañadientes, dejando tras de sí los vestigios de un sueño perturbador. Amara abrió los ojos, su mente aún nebulosa, tratando de aferrarse a los fragmentos de una pesadilla que se escapaba. Una sensación de inquietud la envolvió, como una sombra persistente.

La luz del sol se filtraba a través de las cortinas, pintando la habitación con suaves pinceladas doradas. Sin embargo, el ambiente sereno no lograba disipar la opresión que sentía en el pecho. Sus sueños solían ser vívidos, llenos de detalles y emociones intensas, pero esta vez, solo quedaban retazos evanescentes En la cama, un ligero resoplido indicaba que todavía estaba atrapada en el mundo de los sueños. Sin embargo, ese momento de paz no duró mucho.

—¡Amara, despierta! —gritó Daisy desde el umbral de la puerta, con una energía casi desbordante.

Al instante después, Zeki entró corriendo, revoloteando como una mariposa, y se lanzó sobre Amara, empujándola suavemente.

—¡Es hora de levantarse! ¡No puedes perderte el desayuno! —exclamó, montando una pequeña revolución.

Amara se desperezó, entrecerrando los ojos mientras trataba de adaptarse a la luz.

—¿Ya es de día? —murmuró, sin mucha convicción, mientras se estiraba. La idea de levantarse no era precisamente emocionante.

—Sí, y el resto ya está abajo. ¡Vamos! —Daisy la animó, mientras Zeki la sacudía un poco, casi desesperade por que se moviera más rápido.

—De acuerdo, de acuerdo —suspiró Amara, levantándose de la cama de un salto—. Pero no prometo que no me desmaye en mitad del desayuno.

Amara se dejó llevar por el entusiasmo de sus amigos, aunque una parte de ella anhelaba quedarse un poco más en la cama, buscando un refugio en los brazos de Morfeo. Pero la vida, con su insistente llamado, la obligaba a enfrentar un nuevo día.

Amara bajó las escaleras, sus pensamientos aún envueltos en la bruma de la pesadilla. Tropezó con Margarita en el pasillo, quien se disculpaba profusamente.

𝐕𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 ;  𝐑𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora