𝐕𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 ; 𝐑𝐞𝐲

𝟏𝟎

𝟏𝟎. 𝐋𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐪𝐮𝐞𝐫𝐞𝐦𝐨𝐬 𝐲 𝐥𝐨 𝐪𝐮𝐞 𝐧𝐞𝐜𝐞𝐬𝐢𝐭𝐚𝐦𝐨𝐬

Amara se sentó en una pequeña mesa del café donde había quedado de desayunar con su papá. La luz de la mañana entraba a raudales por la ventana, llenando el ambiente de una calidez reconfortante. Su papá llegó con una sonrisa y un par de croissants en la mano.

—¡Buen día, querida! —exclamó, dejando los croissants en la mesa—. Hecho a tu gusto.

—¡Gracias, papá! —respondió ella, contenta de verlo. Ambos se acomodaron y comenzaron a disfrutar del desayuno.

—Cuéntame, ¿cómo van las cosas en el Hangar? —preguntó su papá, con interés genuino.

Amara tomó un sorbo de su café antes de contestar.

—Ha sido una montaña rusa. El otro día, durante una presentación, me resbale en los Patines.

—¿Te lastimaste? —preguntó él, su expresión tornándose seria.

—No, solo un pequeño golpe en el tobillo. Estuvo bien, aunque fue un momento embarazoso. Solo me levanté y continué cantando —dijo Amara, riéndose de la situación—. Aprendí a tomarlo con humor.

—Eso es importante, Amara. La música es sobre disfrutar, incluso en los tropiezos —comentó su papá, asintiendo—. Y hay que seguir adelante.

—Sí, definitivamente. Hablando de eso, en la presentación de Emotihadas. Lucía como una muñeca en el escenario, con ese vestido colorido y la coreografía que hacíamos.

—¡Esa presentación la vi! Me alegra que porfin se uniera Margarita. —dijo su papá, sonriendo—. ¿Te gustaría que viniera a verte en alguna de tus presentaciones?

—Sí, me encantaría. Sería emocionante tenerte ahí —respondió Amara, imaginando cómo sería tener a su padre entre el público, apoyándola.

El desayuno continuó entre risas y anécdotas, Amara compartiendo más sobre su vida musical y las conexiones que estaba haciendo. Se sintió agradecida por poder conversar sobre sus sueños y desafíos con alguien que siempre la había apoyado incondicionalmente.