𝐕𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 ; 𝐑𝐞𝐲
⡷⠂Donde Amara decide participar en las audiciones para el Hangar Soho, pero el pasado la persigue a sus espaldas, aún si está no lo sabe...⠐⢾
★彡[[ ᴍᴀʀɢᴀʀɪᴛᴀ ꜰᴀɴꜰɪᴄ ]
[ʀᴇʏ x ᴏᴄ]]彡★
2024. Beaheartbeat
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𝟏𝟗. 𝐕𝐢𝐝𝐚𝐬 𝐏𝐫𝐢𝐯𝐚𝐝𝐚𝐬
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Desde el momento en que el hangar se transformó en un Asilo político, la dinámica había cambiado, ahora, tendríamos cámaras por todos lados, vigilando cada movimiento que hacíamos y transmitiendo en vivo las veinticuatro siete, y bueno, hoy Amara se había levantado temprano, como mayormente días por pesadillas, pero hoy era distinto, era su cumpleaños, y ella se había asegurado de que nadie supiese, o bueno así creía.
Amara se miró en el espejo, su rostro reflejaba una mezcla de preocupación y determinación. La luz del baño era suave, contrastando con la grisura del ambiente del hangar convertido en asilo político. Se secó las lágrimas que asomaban por las esquinas de sus ojos, venían de esas pesadillas recurrentes que la habían atormentado durante la noche.
Hoy no era un día cualquiera: era su cumpleaños, y había hecho todo lo posible por mantenerlo en secreto, para poder pasarlo en silencio, lejos de las miradas curiosas y la atención que no deseaba.
Mientras se lavaba la cara, su celular vibró sobre la encimera. Miró el dispositivo y vio una serie de mensajes de "feliz cumpleaños" de amigos que ni siquiera se podía permitir recordar en este lugar. Los leyó por encima, la mayoría de ellos provenían de aquellos que aún mantenían contacto con ella, pero su corazón se encogió. A pesar de la amabilidad, no quería ser el centro de atención, no quería ser celebrada.
Con un suspiro pesado, ignoró cada notificación y apagó el celular. Había algo cálido en mantener su cumpleaños en secreto, una especie de refugio ante la tristeza que la acechaba. Se dio cuenta de que su habitación estaba llena de ecos de la vida que había dejado atrás, y eso le causaba más malestar del que estaba dispuesta a admitir.
Sintiéndose decidida, salió del baño y decidió que lo mejor sería alejarse un rato de los demás. Las cámaras estarían observando cada paso, pero sabía que había un lugar al cual podían acceder más libremente, el altillo.
Ascendió por las escaleras en silencio, manteniendo la cabeza baja para evitar las miradas de los vigilantes que, a través de las cámaras, podían estar chequeando cada movimiento. Al llegar al altillo, respiró aliviada, pues agradecía la tranquilidad del lugar. Las paredes estaban cubiertas de viejas tablillas de madera, y el ambiente se sentía un poco más cálido, como si aquel espacio guardara secretos de tiempos más felices.
