𝐕𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 ; 𝐑𝐞𝐲

𝟑𝟒

𝟑𝟒. 𝐋𝐚 𝐩𝐫𝐢𝐧𝐜𝐞𝐬𝐚 𝐪𝐮𝐞 𝐯𝐢𝐯𝐞 𝐞𝐧 𝐞𝐥 𝐜𝐨𝐫𝐚𝐳ó𝐧 𝐝𝐞𝐥 𝐏𝐮𝐞𝐛𝐥𝐨 ; 𝐏𝐚𝐫𝐭𝐞 𝟏

Rey tomó la mano de Amara, listo para irse, cuando su padre, con una sonrisa maliciosa, interrumpió. —No te vayas ahora, tan hombre que sos para hablar a mis espaldas. Decímelo a la cara —dijo, desafiándolo.

Rey sintió cómo la rabia recorría su cuerpo como una corriente eléctrica. Soltó la mano de Amara y se volvió hacia su padre, su voz temblando por la tensión. —¡Te lo dije mil veces! ¡Sos una basura que nos arruinaste la vida a todos!

El padre de Rey soltó una risa burlona.

—Tan basura no soy, mira dónde estoy —respondió, señalando su entorno con desdén.

Rey, sin poder contenerse, replicó: —Siempre encuentras la manera. Seguro arreglaste con algún policía, o te dejarán salir a robar, o alguna de esas mugres que haces siempre.

Amara, sintiendo un nudo en el estómago por la confrontación, se acercó lentamente a Rey, buscando apoyarlo mientras él continuaba.

—Te aviso que voy a hacer lo imposible por sacar a mis hermanitos de acá —declaró, su voz firme pero dolida. Luego se volvió hacia su madre, mirándola con preocupación. —Y tú, mamá, sálvate antes de que sea tarde. No sé qué más decirte.

Tomando la mano de Amara de nuevo, Rey se dio la vuelta para alejarse, pero su padre habló una vez más.

—Ve, sigue disfrutando de la fama. Vas a venir arrepentido —dijo, con una burla en su tono.

Amara, bajando la voz para que solo Rey pudiera escucharla, susurró: —Ya está, nos vamos, ya está.

Justo en ese momento, del otro lado, el padre de Rey lanzó un comentario hiriente hacia Amara.

Rey se giró, su rostro condensando enojo.

—¡Nunca más te metas con ella en tu vida! —gritó, su voz resonando con una mezcla de protección y furia.