𝟑𝟔

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𝟑𝟔

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𝟑𝟔. 𝐁𝐚𝐣𝐨 𝐥𝐚 𝐜𝐚𝐩𝐚 𝐝𝐞𝐥 𝐌𝐚𝐫𝐪𝐮𝐞𝐬

Los días pasaron y la preocupación de Amara por Ada seguía creciendo

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Los días pasaron y la preocupación de Amara por Ada seguía creciendo. La incertidumbre la mantenía en un estado de alerta constante.

Un día decidió enviarle un mensaje a Fech, con la esperanza de que pudiera llevarle alguna noticia. Sin embargo, la única respuesta que recibió fue un todo a su tiempo ¿A su tiempo? Esa frase no le decía nada y solo aumentaba su frustración y ansiedad.

Mientras lidiaba con esa preocupación, Amara había encontrado algo de consuelo en la música. Había terminado la canción que había estado componiendo días atrás, una letra que resonaba tan profundamente con sus sentimientos que dolía, pero también le ofrecía una salida a sus emociones. La música se había convertido en su refugio, un lugar donde podía expresar lo que no podía decir en voz alta.

A pesar de la tormenta interior, su relación con Rey marchaba maravillosamente. Eran inseparables, y había una conexión más fuerte que la simple amistad. Era un vínculo de apoyo y comprensión mutua que la hacía sentir en casa.

Estaban afuera de la casa, sentados en un escalón y disfrutando del fresco aire. Las hojas caídas que adornaban el suelo y el cielo pintado de naranjas y rosas por el atardecer hacían del momento algo aún más especial. La risa y las conversaciones se entremezclaban con la música lejana que salía de algún lugar cercano.

Rey miraba a Amara con esa expresión de interés genuino que siempre hacía que su corazón saltara.

—¿Y cómo va esa canción? —preguntó, curioso y alentador.

Amara hizo una pausa, sintiendo la carga de sus emociones.

—Es... complicado —respondió, la voz un poco más suave. —Es una mezcla de momentos buenos y otros en los que siento que estoy al borde.

Rey asintió, comprendiendo.

—Lo bueno de la música es que puede ser un espejo de lo que sientes. A veces, lo que duele también puede liberarte —dijo, mirando hacia el horizonte.

𝐕𝐚𝐥𝐢𝐞𝐧𝐭𝐞 ;  𝐑𝐞𝐲Donde viven las historias. Descúbrelo ahora