La cafetería estaba llena de ruido, risas y conversaciones entrecruzadas, pero yo solo podía enfocarme en mis amigas. So-Hee y Eun-ji habían resultado ser una compañía increíble; su entusiasmo era contagioso. Mientras charlábamos, So-Hee me ofreció un jugo de naranja que me bebí de un trago. Todo iba bien hasta que, por mi torpeza, una pequeña mancha de jugo cayó sobre mi uniforme.
—¡Oh no, tu uniforme! —exclamó So-Hee, preocupada—. ¿Estás bien?
Eun-ji también se inclinó para ver el daño, pero yo les sonreí tranquilizándolas.
—No se preocupen, estoy bien —les dije—. Solo voy a ir al baño a limpiarlo.
Me levanté con cuidado, sintiendo las miradas de algunos chicos que estaban sentados o parados cerca de nosotras, solamente escuchaba susurros pero unos hermosos que me dieron confianza. Mientras caminaba por los pasillos, un poco distraída con la mancha en mi falda, no vi a alguien venir hacia mí. El impacto fue leve, pero suficiente para hacerme tambalear. Me topé de frente con él: Kim Ji-ho.
—Ten cuidado —dijo con una voz baja y tranquila mientras me ayudaba a levantarme.
Su toque fue suave, pero al mismo tiempo, sentí una energía extraña en su mirada fija sobre mí.
—¿Te lastimaste? —preguntó con una seriedad, pero también de preocupación que me puso nerviosa.
—No, estoy bien —respondí rápidamente, haciendo una pequeña reverencia—. Gracias.
—Ten más cuidado la próxima vez —me dijo antes de dar media vuelta para irse.
—No se preocupe —murmuré, inclinándome otra vez, queriendo que este pequeño encuentro terminara rápido.
De repente, se detuvo, giró levemente su rostro y lanzó una pregunta que me congeló.
—¿Te conozco de algún lado?
El pánico me invadió de inmediato. Mi corazón comenzó a latir más rápido. ¿De dónde podría conocerme? ¿Había descubierto algo sobre mí? Mi mente se llenó de preguntas. ¿Mi apariencia había delatado algo? ¿Era posible que supiera...?
—No... no creo —respondí con nerviosismo—. Tal vez me confundiste con otra chica que se parece a mí.
Él me miró fijamente por un instante que se sintió eterno, pero finalmente no dijo nada más y siguió su camino.
Respiré profundamente y continué hacia el baño, todavía con esa sensación de inquietud. Cada paso me pesaba. Las palabras de Ji-ho se repetían en mi cabeza: "¿Te conozco de algún lado?". Me inquietaba pensar en cómo podría haberme reconocido. ¿Había algo que no estaba haciendo bien?
Entré al baño de chicas, sintiendo un leve malestar en el estómago. Era mi primer momento allí, y aunque nadie lo notaba, yo no podía dejar de sentir una ligera incomodidad. Algunas chicas me saludaron al pasar, y yo, con una sonrisa educada, les respondí lo mejor que pude. Fui hacia el lavabo, mojé un poco mi falda, tratando de quitar la mancha del jugo. La sensación de culpa me invadió. Este era mi primer uniforme, y mi papá había trabajado tanto para comprarlo. No podía dejar que algo tan insignificante lo arruinara, incluso el secreto mío.
Me miré al espejo, y una pequeña lágrima se deslizó por mi mejilla. Sentí una punzada de tristeza, como si el esfuerzo de mantener mi apariencia perfecta no estuviera funcionando. Recordé los días difíciles, los murmullos de la gente en mi antigua escuela, las miradas. No quería volver a pasar por eso, pero aquí estaba, en este nuevo comienzo, y ya comenzaban a surgir dudas, incluso con mis amigas de ¿Qué pasaría si supieran mi secreto?.
Justo en ese momento, la puerta del baño se abrió, y mis amigas entraron con sonrisas brillantes.
—¡Aquí estás, Mi-Suk! —dijo So-Hee, acercándose rápidamente—. Te estábamos buscando por todos lados, pero gracias a Kim Ji-ho te hemos podido encontrar.
—Mira, traje mi chaqueta —dijo Eun-ji, ofreciéndome su prenda para cubrir la mancha en mi falda—. ¡Es perfecta para tapar eso!
So-Hee me miró con preocupación cuando vio las lágrimas que aún intentaba ocultar.
—¿Estás bien? —preguntó suavemente.
Me limpié rápidamente las lágrimas, intentando sonreír.
—Sí, estoy bien... solo pensaba en algo que me puso un poco sentimental.
Eun-ji se acercó también, colocando una mano en mi hombro.
—Entiendo. Es tu segundo día en la escuela, debe ser difícil adaptarse, pero no te preocupes. Estamos aquí para lo que necesites.
—Exacto —dijo So-Hee, sonriendo—. Si hay algo que te molesta, puedes confiar en nosotras. Queremos que te sientas bien.
Sus palabras y su abrazo cálido me hicieron sentir una calma que no había experimentado en mucho tiempo. Mi corazón se alivió un poco, y las preocupaciones que había cargado comenzaron a disiparse. Ellas me hicieron sentir bienvenida, y por un momento, olvidé mis inseguridades.
Después de ese dulce gesto, salimos del baño y volvimos a la cafetería para seguir disfrutando del receso.
Durante la siguiente clase, sentía una ligera tensión en el aire. Intenté concentrarme, pero esa sensación de ser observada persistía. Volteé discretamente, y vi a Ji-ho en su asiento, aunque esta vez no me miraba. Quizás solo había sido una coincidencia, una pequeña confusión en su mente.
Inglés, una de mis asignaturas favoritas, me permitió distraerme. Siempre había sido buena con los idiomas, y disfrutar de las lecciones me daba algo de confianza.
Al final del día, mientras nos preparábamos para salir, Eun-ji y So-Hee se despidieron de mí con sus habituales sonrisas.
—Que tengas un lindo día, Mi-Suk —dijo Eun-ji, dándome un fuerte abrazo.
—¡Nos vemos mañana! —agregó So-Hee con alegría.
Después de despedirme, caminé hacia el auto de mi papá. Me subí y él me sonrió, como siempre.
—¿Cómo te fue hoy? —preguntó con suavidad.
—Me fue... maravilloso —respondí, sonriendo un poco—. Hice unas amigas increíbles.
Él me miró con orgullo y tranquilidad, y en ese momento supe que, a pesar de todo, este nuevo comienzo tenía potencial para ser mejor de lo que había imaginado.
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Lim Mi-Suk esconde un secreto
RomanceEn una nueva escuela, Lim Mi-Suk, una chica de quince años que guarda un secreto profundo, lucha por encontrar su lugar en un mundo que a menudo se siente hostil. Mientras intenta lidiar con su identidad y el miedo al rechazo, un encuentro inesperad...