capitulo 1: NERVIOSISMO

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El sonido del despertador me sacó de mi sueño, recordándome lo que tanto temía: hoy era el día. Mi primer día en la nueva escuela. Sentí que el estómago se me apretaba, pero no podía seguir en la cama por más tiempo. Me obligué a levantarme y caminé hacia el espejo, donde mi reflejo me devolvió la misma mirada ansiosa de siempre.

Mi flequillo estaba un poco desordenado, así que me lo coloqué con cuidado sobre la frente. El largo de mi cabello caía hasta la mitad de mi espalda, liso y brillante, pero aún así, no me sentía totalmente cómoda viéndome. Mi uniforme estaba bien planchado, mi primer uniforme, lo había dejado listo anoche, y no podía permitirme errores hoy. Todo tenía que estar perfecto.

Tomé el maquillaje de mi mesa y comencé mi rutina, casi de manera automática. Una ligera capa de base, un toque de corrector bajo los ojos y un poco de polvo para fijar todo. Nada exagerado, solo lo suficiente para que mi disforia disminuyera un poco. Era un secreto que debía mantener oculto, como siempre. Nadie podía notarlo. Cada movimiento estaba calculado; no podía permitirme destacar demasiado.

"Todo bien", me dije frente al espejo, ajustando una vez más mi flequillo y sonriendo débilmente. Sabía que esta era la mejor versión de mí, pero el miedo seguía allí, como una sombra constante.

—Mi-Suk, ¿estás lista? —escuché la voz de mi papá desde el otro lado de la puerta.

—Sí, ya voy —respondí rápidamente, tomando mi mochila.

Cuando abrí la puerta, ahí estaba, con su sonrisa tranquilizadora de siempre. Mi papá siempre hacía lo posible por que me sintiera segura, aunque ambos sabíamos que este día era importante. Me devolvió la sonrisa, intentando hacerme sentir mejor.

—¿Emocionada? —preguntó mientras caminábamos hacia la cocina.

—Supongo —dije, tomando una tostada que él había preparado. Pero la verdad es que no podía tragar ni un bocado. Tenía el estómago hecho un nudo.

Me miró en silencio mientras se sentaba frente a mí. Sabía lo que estaba pensando, sabía que estaba preocupado, pero intentaba no mostrarlo demasiado. Siempre había sido así desde que todo cambió. Solo éramos él y yo.

—Mira, sé que parece difícil ahora... —comenzó a decir, con esa voz suave que usaba cuando quería tranquilizarme—. Pero eres fuerte, Mi-Suk. Lo has sido siempre. Este es solo un nuevo comienzo, y estoy seguro de que te irá bien.

Bajé la mirada hacia mi tostada, incapaz de comerla. Quería creerle, pero el miedo de que todo volviera a salir mal estaba ahí, siempre presente.

—No lo sé, papá —murmuré.

—Sé que tienes miedo —continuó él, con la misma suavidad—, pero no tienes que ser perfecta. Solo sé tú misma.

¿Qué significaba eso realmente? Ser yo misma... A veces, ni siquiera estaba segura de quién era yo. Pero sabía que él intentaba ayudarme, y eso ya era suficiente.

Después del desayuno, me puse la chaqueta y nos dirigimos hacia la puerta. El aire frío de la mañana me golpeó la cara cuando salimos del edificio, lo que me ayudó a despejar un poco la cabeza. Al menos me mantenía enfocada.

Subí al auto y me acomodé en el asiento mientras mi papá arrancaba. Siempre llevaba gafas de sol por la mañana, incluso cuando no hacía tanto sol. Era una de esas pequeñas cosas que hacía y que siempre me hacía sonreír un poco.

—Tal vez deberías intentar hacer algunos amigos hoy —dijo mientras manejaba hacia la escuela.

—Tal vez... —respondí, pero sabía que no sería fácil. Hacer amigos significaba bajar la guardia, y no estaba lista para eso.

El resto del camino hablamos de cosas triviales: el tráfico, el clima, una película que él quería ver. Era su forma de distraerme, y por unos momentos, funcionó. Me ayudaba a dejar de pensar en lo que me esperaba en esa escuela.

Cuando llegamos, el edificio se alzaba frente a mí, enorme e imponente. Las puertas parecían una barrera entre el pasado y lo que estaba por venir. Sentí que mi respiración se aceleraba. Sabía que este era un nuevo comienzo, pero no podía evitar que los recuerdos del pasado volvieran.

—Será un buen día —dijo mi papá, dándome una última sonrisa antes de que me bajara.

—Eso espero —murmuré mientras cerraba la puerta del auto.

El coche se alejó, y me quedé sola frente a la escuela. Cada paso que daba hacia la entrada se sentía como una prueba. Las voces y las risas de los otros estudiantes me rodeaban, pero yo sentía que todas las miradas estaban sobre mí, aunque probablemente nadie me estaba prestando atención. No importaba. Tenía que mantener la calma.

Entré al edificio y caminé por los pasillos, intentando no llamar la atención. Mi aula era el salón 2-3. Cuando llegué, mire los asientos y también el salón era muy agradable. Pero no tenía que entrar ya que tengo que presentarme primero, mejor espero aquí y tal vez un profesor me ayude.

Apenas me quedé quieta en ese lugar un poco lejos para que nadie notara aunque sentía susurros e incluso miradas, un chico a mi lado me dijo con curiosidad.

—¿Te puedo ayudar con algo? —preguntó un chico de cabello oscuro y un poco desordenado. Me miraba con curiosidad.

Sentí que el corazón me daba un vuelco. No esperaba que alguien hablara conmigo tan pronto.

—No, estoy bien —dije rápidamente, forzando una sonrisa.

El chico me observó por un momento más, como si estuviera intentando averiguar algo, pero al final solo se encogió de hombros y se alejó. Solté un suspiro de alivio. Al menos había pasado la primera prueba.

Lim Mi-Suk esconde un secretoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora