Marco miró a los dos y suspiró. Sabía que ninguno de los dos renunciaría a la apuesta, sin importar cuánto intentara persuadirlos.
Pero no podía ver a Loraine arriesgarse y perderlo todo ante Slater.
Justo cuando Loraine y Slater se separaron para prepararse para la carrera, Marco subió a su auto y decidió seguirlos en caso de que algo le sucediera a Loraine.
Tanto Jimmie como Jennie estaban ebrios, así que solo podían quedarse de pie y ver la competencia.
Para evitar la vergüenza, Jimmie sonrió a Jennie.
"Hola, soy Jimmie Todd, y tú eres Jennie, ¿verdad?"
Jennie resopló y lo ignoró.
Al notar la calma en su rostro, Jimmie no pudo evitar preguntar:
"¿No estás preocupada por Loraine? Slater puede parecer un tonto, pero es un piloto profesional. ¡Loraine no ganará esta competencia!"
Jennie se giró y lo miró.
"¿Profesional? Él no es nada comparado con Loraine. Mejor preocúpate por tu tonto amigo."
No pudo evitar recordar la vez que la familia Torres llevó de vuelta a Loraine.
Loraine era una adolescente rebelde. Participó en carreras de autos en secreto y pronto se convirtió en una piloto reconocida en el círculo. Slater no era rival para ella.
Jimmie no sabía lo que pasaba por la mente de Jennie. Una extraña sensación surgió en su corazón al mirar a la encantadora chica de rostro infantil.
Se dio cuenta de que la ropa y los accesorios de Jennie eran todos de marcas famosas.
Pero, ¿cómo podía Loraine, que nació y creció en el campo, tener una amiga tan rica?
"¡Todo listo! ¡Vamos a empezar!" gritó Slater, interrumpiendo el tren de pensamientos de Jimmie.
Jimmie aclaró su garganta y sopló su silbato. La carrera comenzó oficialmente.
Loraine y Slater pisaron el acelerador casi al mismo tiempo.
Pero el auto de Slater salió disparado primero.
La velocidad del Bugatti Veyron eraasombrosamente rápida.
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Adios mi Amor
RomansaSe adentra en las complejidades del matrimonio, la traición y el anhelo a través de los ojos de la protagonista Loraine Bryant. Desde la escena inicial, los lectores son atraídos al mundo de Loraine, donde la fachada de felicidad conyugal se desmoro...